Tensión financiera

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Credit Suisse no tiene los mismos problemas que el Silicon Valley Bank. Mientras que éste último apenas contaba con liquidez y sus inversiones estaban muy concentradas en activos a largo plazo no cubiertos frente al riesgo de subidas de tipos, Credit Suisse dispone de abundante liquidez (durante el cuarto trimestre de 2022 pudo hacer frente, sin inmutarse demasiado, a salidas de depósitos de más de 100.000 millones de euros) y sus inversiones a largo plazo están en términos generales cubiertas frente al riesgo de interés.

Ahora bien, que los problemas superficiales sean distintos –muy distintos– no impide que el fondo de las dificultades pueda ser común: la subida de tipos de interés. Cuando los tipos de interés suben, el valor de los activos a largo plazo se deprecia y el coste de refinanciación de los pasivos a corto se incrementa, lo que coloca en una complicada situación a quienes sufren problemas de liquidez, ya sea por tener que malvender sus activos o que refinanciar a costes prohibitivos su pasivo.

Y ése es el contexto en el que se halla Credit Suisse: el progresivo descrédito de la entidad durante los últimos años (fruto de la acumulación de escándalos y pufos inversores) unido al aumento de la rentabilidad del resto de activos han provocado que los depositantes abandonen en masa el banco.

Hasta el momento, la pérdida de liquidez no ha tensionado demasiado al banco (por sus abundantes reservas de liquidez), pero, con tal de contener la sangría y retener a sus clientes, ha empezado a ofrecer tipos de interés de hasta el 7% a sus depositantes. Como es obvio, el rendimiento medio de las inversiones del banco no es del 7%, de modo que, pagando el 7% sobre su pasivo, la entidad suiza está incurriendo en pérdidas que tendrá que cubrir con una recapitalización futura: pero justamente ayer, su principal accionista descartó acudir a nuevas ampliaciones de capital, lo que deja al banco en una posición muy delicada.

No quizá en el muy corto plazo –aunque ya sabemos que estos procesos se aceleran a velocidades de vértigo– sino a corto-medio plazo. Acaso por ello, el Banco Nacional de Suiza se comprometió anoche a suministrarle líneas de liquidez si llegan a ser necesarias.

Pero no perdamos de vista el problema de fondo: los crecientes tipos de interés en EEUU y Europa. Mientras ello prosiga –y debería proseguir mientras la inflación no sea derrotada–, los episodios de tensión financiera se seguirán reproduciendo. Por: Juan Ramón Rallo [La Razón]