Toca cargar parejo

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Preparar la carga de una mula es un dechado de equilibrismo, y un buen guía de montaña procura que la misma se reparta a ambos lados del animal, a partes iguales. He visto incluso poner de un lado una piedra, para compensar el peso y nivelar la carga antes del viaje. Todo viaje es una metáfora, y no puedo evitar pensar en el recorrido que como país tenemos por delante, las vicisitudes, crisis, y en el desempeño de quienes hoy nos guían. Los números muestran una recuperación notable y, en algunos casos, excepcional.

Todo indica que quedan días aciagos por venir, y por esa razón el gobierno propuso, negoció, aprobó y promulgó la ley No. 06-22 “que de manera provisional grava con tasa cero… ciertos bienes que afectan el costo de los alimentos”. Una propuesta que inicialmente despertó suspicacias en el sector agroindustrial en la medida que pudiera ser utilizada por algunos, más que para garantizar alimentos, para sustituir la capacidad nacional de producirlos. El gobierno reaccionó e incorporó mecanismos de supervisión y autorización previa.

Es inevitable que algunos sectores procuren ventajas que les permitan, no ya sobrevivir, sino crecer en tiempos de crisis, de ahí que no sorprende el reclamo de gremios y asociaciones diversas de lograr concesiones o privilegios, sin importar que al final todas estas serán pagadas por el Estado, es decir, el pueblo dominicano.

Sorprende, por ejemplo, como algunos representantes del sector construcción propusieron a las autoridades “eliminar las medidas antidumping vigentes de manera transitoria”. En buen derecho, que las autoridades desconozcan las decisiones jurisdiccionales mediante las cuales, desde el año 2011, la Comisión Reguladora de Prácticas Desleales en el Comercio (CDC) ha venido aplicando impuestos ad valorem a nivel ex – fábrica, a barras o varillas de acero originarias de Turquía, China y Costa Rica, luego de haber agotado en cada caso un proceso contencioso, reglado por convenios internacionales, en el que las partes interesadas proveyeron medios de prueba y ejercieron su legítimo derecho a la defensa.

Si las crisis constituyen oportunidades, deberían serlo para fortalecer nuestro aparato productivo nacional, no para terminar de hundirlo bajo el peso de un acero subsidiado. Nuestra capacidad de producción nacional es la mejor garantía de sostenibilidad de nuestro desarrollo, y quienes hoy utilizan al consumidor final como carnada, contribuyen a crear una crisis futura en la que no habrá ganadores, y el gobierno lo sabe. Ahora toca cargar parejo, y que los sacrificios y esfuerzos se repartan con justicia, para todos poder llegar a destino.  Por: Federico A. Joveine Rijo [Listín Diario]