Después de que en la tarde-noche de ayer el presidente Luis Abinader, trazó por nueva vez los parámetros de su política exterior en lo que tiene que ver con la República de Haití, no solo a POR EL OJO DE LA CERRADURA y sí a todos los dominicanos, lo único que nos queda es cerrar filas y ante una situación en la que el gobierno nacional ya tomó posición y la que parecería, que será invariable y aun cuando se discrepe de su criterio tan subjetivo.
A partir de esta realidad, el presidente Abinader debe sentir el apoyo de la nación y de sus fuerzas vivas y sin importar los criterios disidentes que se puedan tener y por la sola razón, de que se trata de un asunto de seguridad nacional por el que no debe ni puede haber discrepancia de ninguna naturaleza.
Sí entendemos y ese es nuestro caso, de que debe abrirse un dialogo objetivo, pragmático y sosegado entre las clases gobernantes de los dos países y en el que las opiniones de unos y de otros sean debidamente estudiadas y ponderadas. En este aspecto, creemos que del lado dominicanos tenemos expertos hídricos que muy bien pueden contribuir a hacer valer los parámetros en los que se desenvolvió el mensaje presidencial, así como del lado haitiano deben ser conocidos los criterios de sus expertos y como es el caso, por ejemplo, del catedrático universitario, Maismy Mary Fleurant, que por lo enjundioso y ponderado debe ser discutido con amplitud entre expertos de los dos países.
Fleurant, quien es profesor de investigación y vicerrector de Investigación de la Universidad Pública del Nordeste de Fort-Liberté (Upnef), publicó hace unos días en el matutino Diario Libre su celebrado trabajo y que nosotros hemos estado publicando y como un modo de propender al diálogo entre las partes y buscar por lo menos un margen de razonabilidad que ayude a viabilizar un acuerdo entre Estados y que sean factibles a los intereses de las dos naciones vecinas.
Desde luego, algunos de los argumentos del presidente Abinader y entendiendo su prudente y razonada argumentación, no deben ni pueden ser desechados de plano y máxime, cuando todos sabemos y lo que es comprobable, que el Estado vecino ha quedado en suspensión institucional desde que las pandillas que la burguesía haitiana a financiado con largueza e iniciando sus iniciativas con el magnicidio perpetrado en julio 7 de 2021 y ejecutado por sicarios colombianos, de hecho, han tomado control operativo del gobierno provisional y al grado de hoy, que Haití como Estado no tiene un interlocutor válido.
El llamado presidencial a que todos nos detengamos en observar, que son “agentes provocadores de siempre”, los responsables de la construcción del canal de riego, que ha desatado las alarmas entre los dominicanos de la franja fronteriza en su parte norte y básicamente por el presumible peligro que representa para nuestro ecosistema, ciertamente que no es un tema nada baladí y que de acuerdo a lo dicho por Abinader, tiene implicaciones mayores que necesariamente hay que discutir con amplitud y objetividad.
Lamentablemente el contencioso ha tomado un rasgo o brote de nacionalismos de fanáticos y de parte y parte, que en vez de coadyuvar a la búsqueda de una solución razonada, agrava la posibilidad de que la pasión política y las viejas rivalidades pudieran volver a renacer y para generar una abierta situación de conflicto irracional, que si en Haití sus fuerzas vivas no se frenan y llaman al orden a sus grupos de exaltados, seguro que podría terminar en una delicada situación de conflicto armado nada deseable, pero que como se escuchó a Abinader, no será un asunto que su gobierno trataría de soslayo.
Y es que como están las cosas, está claro que “los agentes provocadores” que señaló el presidente, no van a quedarse de brazos cruzados y frente a lo cual, el camino de la confrontación quedaría planteado directamente.
Porque, en resumidas cuentas, lo que Abinader ha planteado, es que se detengan los trabajos de ese canal de desvío (no que el río sería desviado) y que los dos gobiernos y mediante la comisión técnica que fuere abran una discusión razonada y sin radicalismos y nosotros agregaríamos, que si las partes no se ponen de acuerdo que entonces se busque el arbitraje de la Corte Internacional con sede en París y para que esta dicte sentencia definitiva sobre el particular o se busquen los antecedentes de situación parecida con el acuerdo binacional firmado en el 1978 con lo de un canal de desvío en Pedernales y que fuera aceptado por las partes.
Estamos contestes por otro lado, que si fuera por los ultranacionalistas anti haitianos que tenemos o por la parte de las infames redes sociales que califican inapropiadamente de supuesta invasión a los miles de ciudadanos haitianos que están en nuestro territorio y entre legales e indocumentados y la mayoría trabajando, todos ellos deberían ser expulsados del territorio nacional y que de hacerse, se generaría un problema mayor en materia de derechos humanos y el que fácilmente podría llevar a la opinión pública internacional a entender que República Dominicana es un estado apartheid.
Pero del lado haitiano, también allí existen una serie de desubicados fanáticos anti dominicanos, que dan lo que no tienen porque los dos pueblos se vayan a la confrontación fratricida y entre ambos segmentos de irracionales sectarios, queda el amplio nicho de haitianos de origen dominicano o de dominicanos de origen haitiano a los que la irracionalidad de los ultranacionalistas no les importaría afectar.
Al llegar a este punto y después del comedido mensaje de ayer del presidente Abinader, todo el sector mediático dominicano y también el haitiano, deben imponer su buena voluntad y esperar los resultados de cuanto ocurra en Nueva York en el seno de la Asamblea General de la ONU y en donde desde hoy coincidirán el primer ministro provisional de Haití, Ariel Henry y el presidente Luis Abinader, a quienes debemos de darles el beneficio de la duda para que entre ellos y sus consejeros y junto a la secretaría general del organismo mundial, busquen las vías más razonadas que hagan factible que los dos gobiernos se entiendan. Salvo que intereses económicos multinacionales del orden minero lo quieran impedir.
Lo ideal debería de ser, que los trabajos del canal de desvío se detuvieran, al menos, mientras se esté en la mesa de negociaciones y que del lado dominicano los bestiales ataques emocionales de los racistas anti haitianos cesen, pero y estamos conscientes de ello, si al final no hay acuerdos, lo que no creemos, porque nadie es salvaje o suicida y las clases gobernantes, racionalmente sus miembros nunca llegan a un punto de desavenencia tan crispante, este medio y como dominicano e invariablemente, cerrará filas detrás de nuestro presidente y que Dios decida.
Abinader lo dijo muy claro: No es un conflicto entre los dos pueblos y se busca como tarea sensibilizar a la comunidad internacional y terminando categóricamente con aquello de que “no hay solución dominicana a los problemas del pueblo haitiano”. Pero también el mismo Abinader debería de entender, que él también podría estar pecando de sectario e interpretando inapropiadamente la situación que se discute.
Dentro de este contexto, es que entendemos, que el mensaje presidencial de la tarde-noche de ayer, fue un breve mensaje de Estado de doce minutos por el que Abinader y como presidente, marca el paso respecto al contencioso con Haití, hijo de grupos de incontrolables que desafían el orden legal. (DAG) 18.09.2023