De buenas a primeras, parecería que hay un determinado sector cuasi subversivo de origen no conocido, que está jugando a ser más inteligente que nadie y con tal de crear un clima de sospechas infundadas entre uniformados de rango y los cabezas de la subprocuraduría contra la Corrupción.
Uno de los dos sectores, buscó de alcahuete o “soporte técnico” a un anciano periodista muy relacionado con el poder actual y para que, sin saberlo, de la cara y haga correr la maquinita de rumores que acompaña el infundio puesto a circular. ¿Qué se persigue? Buscar las vías más expeditas para tratar de detener los procesos colectivos de imputaciones a probables militares de rango de los que no pudiera decirse que desde siempre han estado en malos pasos.
De ñapa, medios de comunicación allegados al anciano periodista seudo “independiente”, han empezado a ponerse nerviosos y llegando al extremo de creer lo que se ha puesto a correr, cuando lo que el sector interesado en que el tema se conozca, en realidad, solo está haciendo tanteos y nada más y si la especulación le sale bien, entonces hacer una pará de dos cabezas y para que al final, el alto cargo que no se mete en asuntos del ministerio público tenga que variar de criterio y por si las moscas, parar los procesos incoados.
Mientras y de telón de fondo, lo que vemos, es que, si el gobierno tuviera una especie de fuerza táctica mediática no comprometida con nadie y solo con la República, el Poder Ejecutivo podría tener un mecanismo cierto de contrapeso, que le ayudara a ver lo que está más claro que el agua y que ahora se juega a enturbiar. Pero los oficialistas son así y como perredeístas de antaño, todavía no entienden las sutilezas de cuando alguien o un grupo, juega a conspirar y ser disociador desde áreas del poder. (DAG)
