Un rechazo, un desapego, un posible fraude electoral en perspectiva y lo cierto, que en el 2024, parecería que habrá otro atentado de la partidocracia contra la libertad de escogencia de los electores. A Dios que reparta suerte

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Todavía no entendemos el cómo es posible que el presidente de la República convoca a una plenaria con las fuerzas políticas de la nación y estas y en grado preocupante rechazan la convocatoria y desde la Oposición se llega al colmo de decir, que no se perderá el tiempo porque cuando han atendido a parecidas invitaciones, no se llega a nada.

Si esta nación no fuera una que desde el 1966 e ininterrumpidamente se celebran elecciones cada cuatro años, generándose de ese modo un concepto de legalidad y legitimidad más que ciertas, podría suponerse que República Dominicana parecería que fuera hacia un grave derrumbe institucional y provocado por su aparato político y la desidia de su electorado, en tanto la población, parecería que todavía no entiende, que la libre discusión de las ideas y la búsqueda de consensos, son las herramientas útiles para que el proceso democrático se revitalice de continuo.

En este sentido, consideramos absolutamente inaceptable y desproporcionado, que partidos políticos registrados ante la Junta Central Electoral y quienes tienen más de 40 años recibiendo subsidios  gubernamentales para su mantenimiento y esto, supuestamente “en aras de que la democracia siempre esté fortalecida”, al menos es lo que se pretende, se atrevan ahora por conspirar contra sí mismos y la institucionalidad y en momentos, de que si estallara la guerra nuclear agravada entre Occidente y Rusia a propósito de Ucrania, no habría país en el que realmente su proceso institucional no fuera afectado y su sistema político deteriorado de raíz.

Porque debe recordarse, que en el caso dominicano, si la versión nueva de una Tercera Guerra Mundial estallara a diez mil kilómetros de distancia en términos territoriales pero a distancia de un clic de cara a los intereses dominicanos y electrónicamente hablando, lo primero que se afectaría sería todo el proceso político y ni se diga de la probable emergencia institucional de suspender el proceso eleccionario e inclusive, acercándose la alucinante situación, de que la guerra marque un antes y después para las democracias y la posibilidad de que estas tuvieran que dar paso a gobiernos mezcla civil y militar o dictaduras militares propiamente hablando y por el hecho, de que EEUU y en lo que se va a las manos con Rusia, se sentiría más cómodo si su “patio trasero” estuviera totalmente controlado.

Pero por lo visto, los políticos que tenemos, no solo que apenas tienen dos dedos de frente, sino que no saben tener perspectivas a largo plazo que les permita situarse en el momento delicado que el mundo vive y por vía de consecuencia, entender cuál es el derrotero que a esta nación le tocará y si la guerra de la que hablamos hiciera sus efectos letales y no solo económicos en el territorio nacional.

Y lo que nos permite decir, que estos políticos y su partidocracia no están actuando correctamente y sí hasta dando los pretextos de lugar para el momento y hablando en criollo, que al gobierno “la piña se le pusiera agria” y se encontrara, que por razones geopolíticas su misma permanencia estuviera en peligro.

Sobre este particular, en anteriores análisis políticos de Estado, hemos hablado ampliamente y hasta llegando a decir cuál podría ser el escenario para la isla entera: Un Haití ocupado militarmente y una República Dominicana como base militar de tierra manejada por el Comando Sur, que es parte de la Cuarta Flota estadounidense y cuyo radio de acción es toda el área caribeña, Centro y Suramérica y que está dirigido por una general de cuatro estrellas.

Sin embargo, viendo con la frivolidad y subdesarrollo mental que los políticos de este país están actuando, parecería, que, si los acontecimientos en el exterior se tornan a peor, ellos serían los primeros en sorprenderse de cuanto ocurre y realmente, es una lástima y una gran disolución y porque los creíamos personas maduras, de criterio y sentido común.

En consecuencia, en la tarde de ayer, hubo un abierto rechazo a la reunión presidencial y a la que solo concurrieron menos de 5 banderías políticas de peso y el resto de alquiler en tiempos electorales y lo más sorprendente, que en materia del liderato político superior, hubo un desapego absoluto y lo que vimos con la reunión que la dirección de elecciones de la Junta Central Electoral tuvo también ayer y en donde mal contados, no hubo una verdadera representación política  interesada en el cronograma electoral.

Entonces, ¿qué es lo que quiere?, que desde ahora los dominicanos que no hemos cambiado nuestra nacionalidad, sepamos que nuestra clase política quiere fundamentar las elecciones del 2024 con los estadounidenses de origen dominicano y lo que sería absolutamente inconstitucional y disfrazados o apegados a una “doble nacionalidad” por la que pueden votar en su patria y también en la de sus ancestros dominicanos y que es una ley que debe ser revisada y que es el ominoso mensaje que se desprende de la reunión también ayer de Abinader con funcionarios electos estadounidenses de origen dominicano?

Y si lo anterior es lo que se quiere, los miembros de la partidocracia y aquí hablamos de todos los partidos, en el fondo, no solo no quieren cumplir con el cronograma electoral sino que tampoco van a dejar de insistir en afectar la libertad de escogencia de los ciudadanos en capacidad electoral. Hay que observar, que, si esta estructura para legal se diera y en momentos de un escenario geopolítico traumático, que haya que decir que poco se ayudan nuestros políticos, si entienden que deben continuar con su vieja mala práctica de propiciar fraudes electorales y engañifas de todo tipo y con tal de ganar unos comicios a los que previamente y antes de materializarse, han saboteado.

Ayer, también hubo -recalquémoslo- la curiosa reunión entre el presidente de la República y un conjunto de ciudadanos estadounidenses de origen dominicano y todos, funcionarios electos de las pasadas elecciones estadounidenses, que por lo que se dijo allí, parecería que la probable reelección constitucional quiere contar con las simpatías y los votos fraudulentos de esos extranjeros de origen dominicano.

Sorprende, porque si hay una realidad que hasta ahora ayuda a Abinader, es que ha estado haciendo un excelente trabajo por el que una fuerte mayoría nacional de dominicanos que no han cambiado de nacionalidad, le apoyan vivamente, por lo que nos hemos quedado desconcertados por la reunión que mencionamos y el efecto político decididamente negativo que de la misma trasciende.

En definitiva, y ante los sucesos políticos de la tarde de ayer, solo podemos plantear, que  un rechazo, un desapego, un posible fraude electoral en perspectiva y lo cierto, que en el 2024, parecería que habrá otro atentado de la partidocracia contra la libertad de escogencia de los electores. ¡A Dios que reparta suerte! (DAG)