Una crisis a sabiendas

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Los problemas que aquejan a la Cámara de Cuentas estaban destinados a ocurrir, pues es obvio que la conformación de ese importante organismo fiscalizador se logró mediante la designación de integrantes que respondieran a diversos sectores de interés. Esa práctica no es nueva, tampoco es exclusiva de la República Dominicana. De hecho, es una desgracia que afecta a casi todos los gobiernos de la región, donde los políticos se garantizan tener representantes de sus intereses en los entes fiscalizadores, de modo que no sean sorprendidos por alguna investigación o auditoría que nos les convenga.

El enfrentamiento entre el presidente Janel Andrés Ramírez y los miembros de cuerpo responde al choque entre esa obvia multiplicidad de intereses, lo cual debe ser resuelto con urgencia. Me parece que es hora para que se reevalúe la composición de ese órgano público, incluyendo el mecanismo para escoger a sus integrantes y la forma para conseguir que se haga una fiscalización realmente independiente de los fondos del Estado.

Tengo la impresión, igualmente, de que hay alguna mano siniestra detrás de todo este enfrentamiento, que busca desprestigiar las auditorias de la Cámara de Cuentas, de modo que cualquier mala administración de los recursos públicos quede impune. Me huele a eso también, a gente que no quiere que sus trapos sucios salgan a la luz y ha encontrado en las pugnas internas la mejor forma para quitarle lustre al trabajo de fiscalización.

Sea cual sea el escenario, me parece que es momento para reevaluar la columna vertebral de la Cámara de Cuentas y relanzar su imagen, comenzando por la publicación del trabajo ya hecho, eso sí, libre de maquillajes o de exageraciones. Toda esta crisis se ha alimentado a sabiendas, con malas intenciones de quienes también se han dedicado a desprestigiar a los integrantes del Ministerio Público. Hay mucha gente asustada de que finalmente se haya acabado la impunidad en la República Dominicana y son ellos quienes buscan desprestigiar a las instituciones que están llamadas a meterlos presos. Por: Benjamín Morales Meléndez [Diario Libre]