El éxito de la República Dominicana en Fitur viene a confirmar las atinadas políticas de apertura que se tomaron en los meses de pandemia, del plan de vacunación que se desplegó y del entusiasmo con que los inversionistas extranjeros han aceptado los nuevos planes de desarrollo.
Pedernales representa la oportunidad de hacer desde cero un desarrollo turístico que corrija los errores que se han podido cometer en otros puntos. De desarrollar un proyecto con todas las normas medioambientales que ya se conocen ineludibles, de abrirse a un turismo más interesado en la naturaleza y que permee las riquezas que genere de una manera más generosa con las comunidades que lo alberguen.
Pese a las críticas iniciales, abrir las puertas del país y la actividad hotelera fue una decisión valiente y acertada. Puso el país en ventaja sobre sus competidores naturales y se demostró un destino seguro para los turistas. Y para los trabajadores del sector, que lideraron desde el primer momento los planes de vacunación. Los protocolos de seguridad funcionaron cuando llegaron cruceros con viajeros enfermos. Se hicieron las cosas bien.
El rescate e impulso de Puerto Plata permitirá también enderezar algunos entuertos. Los planes para la Ciudad Colonial incentivar un turismo cultural que hacía falta.
Se abre, pues, una nueva fase de gran impulso para el turismo. Tocará vigilar muy de cerca los planes de desarrollo de servicios esenciales (basura, agua, alcantarillado…) que fallan en otros destinos. De cuidar al máximo la normativa medioambiental, de vigilar la arrabalización de algunas playas y la “privatización” de otras.
No va a ser fácil, pero va a ser emocionante. El turismo crea empleo, trae divisas y beneficia a todos. Por: Inés Aizpún [Diario Libre]