Muchos quisiéramos saber que cata de servicios de seguridad tiene el gobierno, que increíblemente, no ha documentado y como corresponde, el levantisco animo popular que se está percibiendo y del que las indagatorias de las principales misiones diplomáticas acreditadas coindicen en afirmar que es más que preocupante.
Las señales más ominosas se multiplican por doquier: Cerca de 100 mil empleados públicos a punto de tirarlos a las calles, el sector más retrogrado de los grupos económicos y financieros, quienes ya tienen el control de pillaje absoluto del sistema eléctrico y quienes ahora quieren la fusión de los Ministerios de Educación y de Educación Superior y con la mayoría de las grandes universidades detrás y con el solo interés de robarse los 350 mil millones de presupuestos que esos ministerios tienen asignados o lo terrible, de lo peor del bandolerismo castrense apoderado de los dineros de construcción del muro fronterizo o la evidencia concreta de la feria de millonarios que se ha destapado desde senadores y diputados ladrones.
Y para colmos, todo el entramado gansteril del Intrant, Contrataciones Públicas-Participación Ciudadana; compras de transformadores y de semáforos, control de la expedición de la Cédula de Identidad y frente a tanto desafuero, la advertencia nada sutil de la parte más sensata del empresariado desde el CONEP, advirtiendo que eso de progreso sin enfoque conlleva el riesgo de avanzar sin una visión clara, deberían de ser señales más que suficientes para que el presidente Luis Abinader reflexione para sí y para darse cuenta de que tan solo un paso en falso más y la gobernabilidad estallará en miles de pedazos.
¿Algo más?, el desbarajuste delincuencial en Migración, donde con el pretexto de que hay que sacar a los extranjeros indocumentados, está provocando un inquietante y poco percibido movimiento de repulsa apenas contenidas en más de 200 mil trabajadores legales haitianos, quienes con toda la razón, están viendo que lo peor dentro de la envenenada opinión pública desde los lupanares mediáticos en las redes sociales, está tomándolos de muestra de la supuesta “invasión haitiana” y para más inri, con un inquieto sector económico y empresarial que sustenta su productividad en esa mano de obra y que está viendo con gran preocupación, como la región económica más próspera del Este de la geografía nacional, de pronto e incluidos sus propios periódicos y periodistas, los están señalando como los verdaderos “enemigos de la República”.
Ya ningún ciudadano de clase económica pobre o de mediana clase media, se siente seguro en calles, avenidas y carreteras y frente a una acusada arbitrariedad policial que se ha desatado desde que Abinader designó a una muchacha altanera y engreída de apellido Raful (también de origen libanes) al frente del ministerio de Interior y Policía. Es decir, y para que se nos entienda, una fuerte mayoría nacional siente que la policía actúa con la arbitrariedad y abuso de poder muy propios de un estado policiaco en el que la autoridad nacional entiende a los ciudadanos como sus enemigos.
Frente a todo este berenjenal que se está presentando y cada día creciendo, los principales lideres de opinión independientes al gobierno como al empresariado, están advirtiendo, que de continuar la situación como va, que el gobierno y para no decir más se encuentra ante un grave peligro de ruptura del orden constitucional, pues ya no son pocos los ciudadanos, que coinciden en enfatizar, que si Abinader no detiene el proceso de ilegalidad inconstitucional en el que su gobierno se está deslizando, nada impedirá que haya un momento que la atrapada opinión pública le demande su salida abrupta del poder.
Incluso, hay sectores fácticos que están aguardando con ansiedad, el momento en el que gobierno ordene los apresamientos de las principales voces mediáticas opositoras y que, de suceder, Abinader y por primera vez se dará cuenta, de que su gobierno está ante serios peligros de no continuidad.
¿De qué se habla?, que, si él no tiene capacidad para gobernar en armonía con la sociedad y el país, las fuerzas vivas de la nación deberán motorizar una sublevación administrativa total, de cientos de miles de empleados públicos renunciándoles masivamente y toda la nación negada en darle más apoyo y tal como sucediera a principios de1962 con los remanentes del trujillato.
En este sentido, todo el tiempo hemos estado advirtiendo que el gobierno no debe continuar con su proyecto de reforma constitucional y la ciudadanía y la clase media, hasta dándole muy poca credibilidad, al otro de reforma tributaria y es, que un país apagado y la gente sin dinero y sin saber cómo llegar a fin de mes, mientras todo el mundo entiende que el gobierno despilfarra los recursos públicos en la casta mediática verde y los privilegiados popis de la alta burocracia gubernamental y en ese clientelismo político tan indecente con el que se quiere esclavizar a la misma ciudadanía y para colmos, en un gobierno plutocrático conformado con socios de la burguesía haitiana.
Poco que mucho se está llevando a los dominicanos a entender, que si Abinader, su gobierno y su PRM y de continuar como van, los tiros y las bombas lacrimógenas les faltarán y desde el momento que la gente no aguante más y se tire a la calle.
Creemos pues, que es hora de hacer un alto en esa ruta envenenada en la que las autoridades se han metido y lo decimos de buena fe y sin ánimo alguno de ofender o de querer desear lo peor y porque, en definitiva, de la situación de ingobernabilidad contenida continuar, todos seremos los afectados y absolutamente nadie podrá salir indemne del odio acumulado que desde el 2020 agita a la ciudadanía.
Como dominicanos pues, lo decimos: Una reforma constitucional sin referéndum previo provocará un amplio y grande movimiento de desobediencia cívica a nivel nacional y si el presidente Abinader y su PRM la hacen, será a su cuenta y riesgo. Con Dios. (DAG) 21.09.2024