A este día, nadie está seguro de ganar y ni siquiera el PRM con su detestable compra y venta de candidatos, ya que el afán de la partidocracia por burlar la libertad de escogencia ciudadana, es más que desquiciante

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Se supone, que después de toda una serie de procesos comiciales concatenados desde el 1966 hasta el 2024, vale decir, 58 años, debió de haber sido más que suficiente para que los dominicanos nos hubiésemos dado una verdadera clase gobernante, igual la política y ni que decir de la permanencia de verdaderas estructuras institucionales y partidarias.

El resultado, entonces, debió de haber presentado un notorio y efectivo sistema de responsabilidad política y social que hubiese desterrado los terribles niveles de corrupción política, empresarial y generalizada, al que políticos y partidos, prensa y empresariado, han llevado a la República y al grado infamante, de prostituir la libertad de escogencia ciudadana y por medio del transfuguismo y la compra de votos y voluntades.

De esta manera, los principales candidatos presidenciales, Abinader, Leonel y Abel y recalcamos, a este día. Ninguno puede decir que tiene asegurado nada en materia de ganancia de causa y esto así, porque la oclocracia que se mueve paralelamente a la “democracia representativa”, ha logrado y a lo alofoke, imponer esa variable detestable de una tarifa de compra de voluntades y de votos, que efectivamente lo ha prostituido todo en materia de preferencias electorales y mediante la droga y la prostitución de los sentidos y el desorden vecinal y comunitario.

Paralelamente, las encuestas en cadena que se publican, la mayoría por encargos. No se corresponden al fiel recordatorio, de qué es lo que quieren los ciudadanos y a los que supuestamente se les ha preguntado sobre sus preferencias electores y en cuanto al rumbo que entienden va nuestra nación.

Para colmos, ahora resulta, que embajadas y delegaciones extranjeras y junto a empresarios y corporaciones, han empezado a realizar sus propias mediciones demoscópicas y peor, haciendo que periodistas y medios que dependen de estos actores, manipulen los resultados y generando una terrible confusión en cuanto a que ya no se conoce realmente, que es aquello que la gente en verdad quiere.

Abinader, por ejemplo y con ese horroroso culto hacia su persona y la terrible embestida, de un oficialismo, que por lo visto y desde el PRM no repara en nada y hasta lograr convencer a la mayoría ciudadana de que su candidato es el más confiable y por lo tanto, el que debe ganar los comicios de febrero y mayo del año que pronto llegará, ciertamente que está cometiendo excesos de manipulación de su realidad, que de continuar, generará un verdadero choque de conciencia y cuando en febrero se vea que los resultados no han sido a su favor o que medianamente no es lo que sus estrategas esperaban.

Inclusive, el hecho de que el aparato de propaganda oficial no repara en medios y dinero para componer un formidable paraguas mediático, que permita a su candidato principal y a todos los demás que le siguen, considerarse  como si efectivamente ya están ganados mediante el monopolio de opinión  comprada que les sirve $devotamente$, se entiende que es lo más parecido a ese desespero de esquizofrénicos que se muestra desde la oposición y en particular desde la alianza rescate RD y no obstante que sus dos principales candidatos, disponen y muestran una fuerte popularidad e hija esta de sus convicciones como de sus experiencias y lo que por lo visto, cada vez más electores continúan apoyando y en cierta manera, hasta con cierto tipo de fanatismo.

Lo que vemos, es que frente  al despliegue propagandístico oficial y su manipulación expresa de propaganda y soflama, de buenas a primeras, los candidatos Leonel y Abel han preferido apelar a las realizaciones que exhiben como políticos que  saben cumplir y sostener sus palabras y que frente a un Abinader desusadamente agresivo y por el dilatado ejercicio de administración de poder de los candidatos opositores, en este aspecto, se muestra aunque pálidamente, que los opositores ganan en credibilidad al oficialismo y en particular, porque de aquí a las elecciones, Abinader solo tendrá cuatro años de gobierno, es decir, de dar y hacer favores, cuando los señores Leonel y Abel tienen en conjunto no menos de veinte años prodigándose entre votantes y ciudadanos.

Solo hay que ver los resultados que se están mostrando y por encuestas  que cada vez la gente las entiende desacreditadas, mediante los cuales, la credibilidad de las mismas ya se muestran dentro de un verdadero punto muerto y al grado, de que si Abinader llega a un 40 por ciento de aceptación popular y Leonel casi al mismo nivel y con un Abel que muestra un crecimiento sostenido entre un 15-30 por ciento de valoración, se estaría hablando de una aproximación realista de lo que cada candidato y a estos momentos, en nivel de aceptación debería de esperar.

También hay que hablar de la vulnerabilidad de cada candidato frente a la atrapada opinión pública. Lamentablemente para él, Abinader ya no depende de lo que haga o diga o exhiba y sí de los resultados materiales y objetivos de su gestión. Leonel y Abel, ese no es su problema, dado que ambos y en sus particulares competencias, los ciudadanos saben perfectamente que pueden esperar de ellos en materia de certeza real y efectiva sobre cumplimiento de promesas y obligaciones.

Tampoco se olvide, que los tres, tienen casi el mismo grado de puntuación respecto a cuánto de puntaje de corrupción pudiera afectarles y de cara a los ojos de los electores. Y esto así, pues ahora la gente ha empezado a valorar el grado de cumplimiento efectivo de cada uno.

Los 39 muertos de la “misteriosa” explosión en San Cristóbal, es un verdadero peso muerto que le resta fuerza y credibilidad al oficialismo como un todo y su manejo tortuoso y para muchos, de la selección de los nuevos jueces del Tribunal Constitucional, es una especie de Talón de Aquiles, que ni siquiera el más hábil político podría salir indemne y si se le agrega “la dinámica” utilizada por el gobierno y el PRM para tratar de derrotar a la oposición en las elecciones internas del Colegio de Abogados, ya es un asunto, que definitivamente, tampoco habla bien de las autoridades.

Frente a todas estas iniciativas, lo que se entiende, es que la peor parte la lleva Abinader, el gobierno y el PRM y si el oficialismo insistiera en tratar de quedarse en el poder haciendo trampas y manipulando la intención del voto popular o aprovechando cualquier desajuste geopolítico para interrumpir el proceso electoral, y en esto, seguro que al final, la población no le perdonará ese exceso y el voto castigo sería la respuesta inmediata y grave.

Del lado de la oposición, el expresidente, Leonel Fernández como el alcalde, Abel Martínez, prácticamente no tienen que hacer algo más de lo que hasta ahora realizan y para consolidar los apoyos a favor por parte de sus votantes y por más ataques abusivos y desconsiderados que el aparato de propaganda oficialista les lance y que ya se está viendo empieza a destacarse como de pura campaña sucia.

Todo lo anterior nos hace ver, que el proceso electoral que se está viviendo, todavía no da uno o varios candidatos realmente ganadores, pues hay más certeza sobre la decisión ciudadana de ir a votar y hasta de dar un voto de rechazo y castigo al candidato que se lo merezca, pero no que haya certeza y seguridad de quien será el principal ganador dentro de dos meses y una semana a nivel municipal.

Por ello decimos, que, a este día, nadie está seguro de ganar y ni siquiera el PRM con su detestable compra y venta de candidatos, ya que el afán de la partidocracia por burlar la libertad de escogencia ciudadana, es más que desquiciante. (DAG) 18.12.2023