A Sánchez le gusta Bildu

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No entiendo que alguien se pueda sorprender. Sánchez sigue en el PSOE la estela del radicalismo y el populismo que caracterizó a Largo Caballero. Es cierto que es más refinado que el «Lenin español», ya que provenía de las clases trabajadoras. Nunca ha necesitado «ganar el pan que comía» como le sucedió al que fue presidente del Gobierno y secretario general de la UGT.

Era un sindicalista de la vieja escuela que comenzó a trabajar con siete años. Sánchez se siente muy cómodo con Bildu, que está controlado por los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA. La elección de los herederos de la banda terrorista clarifica mucho el panorama.

Por supuesto, continuará pactando con Bildu a pesar de que no condena a ETA, ya que su única línea roja es un partido constitucionalista como Vox. No hay que creérselo o tomárselo en serio, porque hablaría con Abascal si le interesara.

No le cuesta nada decir una cosa e inmediatamente la contraria. La realidad es que votar al PSOE en el País Vasco es inútil si se quiere defender la Constitución y el Estado de Derecho. Es dar la espalda a las víctimas de ETA y blanquear al terrorismo.

Es todo bastante contradictorio, porque los socialistas han elaborado dos leyes de Memoria Histórica que solo persiguen la confrontación mientras se blanquea a una banda terrorista que nunca ha pedido perdón. Hay que reconocer, como ha dicho Sánchez, que «hay que llamar las cosas por su nombre». Lo podría aplicar a sus humillantes cesiones ante los independentistas catalanes o los defensores de ETA.

No servirá de nada, porque a Sánchez solo le interesa Sánchez, como hemos comprobado desde que renunció a los principios y la ética para alcanzar la presidencia del Gobierno.

Los del PNV son unos garrulos que se creen unos exquisitos que miran a todos por encima del hombro. Me divierten mucho, porque actúan con una superioridad impostada que no sé muy bien de dónde les viene, porque no la tienen ni por su formación ni por su trayectoria profesional.

Me gustaría que tuvieran que bajar la cabeza y pactar con el PP un gobierno de coalición en el País Vasco. A Sánchez siempre le quedará Von der Leyen. Por: Francisco Marhuenda [La Razón]