Abinader no debe caer en la tentación de ir contra sí mismo. Le sería fatal y es que, entre el culto a su personalidad y el arrebato autoritario, a la larga, no darán buenos frutos

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La presente campaña electoral de cara a las elecciones municipales del 18 de febrero, parecería que está dejando en su camino determinados interrogantes, que sorprendentemente, desde el gobierno y su PRM no dan respuestas. Por ejemplo, ¿por qué no hay un informe exhaustivo de que provocó las muertes de 39 personas en la explosión en la ciudad de San Cristóbal de cinco meses atrás?

¿Por qué aún no se ha revelado la razón de los tres militares asesinados en una operación encubierta policial a responsabilidad del Dicrim?  Y, por último, ¿hasta dónde es cierto que el gobierno impuso todo su peso fáctico al Tribunal Superior Electoral y con miras de que las elecciones internas del Colegio de Abogados fueran saboteadas y de paso, interviniendo policialmente las oficinas de esa institución privada y lo más testimonial, secuestrándola?

Y es que nadie entiende  por qué un gobierno en reelección, ha podido manejarse de forma tan obtusa y al grado, de que los mismos tres hechos que justifican las tres preguntas anteriores, no ayudan en lo absoluto a que se entiendan las razones que se dieron para cometer esas tres torpezas y las que ciertamente, arrojan un manto de dudas sobre las actuaciones gubernamentales y en momentos, que como nunca  y tanto el gobierno como su partido, el PRM, están necesitados de que para nada se les vea como provocadores de situaciones y acciones equivocas que no ayudan a que la popularidad oficial pudiera incrementarse.

Lo puntualizamos, porque hasta hace unos treinta días, la candidatura reeleccionista del presidente Luis Abinader e independientemente a la propaganda que la acompaña y motiva, era una, que, si bien no podía decirse que se movilizaba como un barco a toda vela y con buen viento, sí que se entendía, que, si el presidente se empeñaba en lo personal, perfectamente que podría obtener y su partido desde luego, excelentes resultados.

Sin embargo, de pronto el gobierno está dando muestras preocupantes y para quienes quieren su bien, de que se está presentando una enrarecida y criptica situación de desencuentros, que poco que mucho, está dando la razón a voces opositoras, de que la autoridad pública no se está comportando y tampoco desenvolviendo con ese necesario espíritu de aceptación y tolerancia democrática que se le entendía y por lo contrario, ahora hay la presencia de determinadas aptitudes de intolerancia y autoritarismo contra quienes en el oficialismo, entienden adversarios.

Semejante situación, a quien realmente le hará un daño político fuerte, es al mismo Abinader y mucho más, cuando ya se entiende que los componentes más aguerridos del anillo palaciego y sus estrategas propagandísticos, han empezado a actuar con una irracionalidad tan manifiesta, que nadie se explica y este una muestra, porqué de empezar a quitar los carteles de propaganda electoral  que la oposición coloca en las vías públicas y que desde las elecciones del 2004, era una mala práctica que quedó abolida.

Ahora, parecería que aquellos lodos están trayendo los nuevos polvos de inconductas irracionales y por parte, de un oficialismo, que en la medida que nos acercamos a las elecciones se está mostrando con un talante de agresividad, que francamente desdice mucho de la presunta alta carga de simpatías que los candidatos del PRM, su propaganda dice mostrar.

Nada más hay que ver la naturaleza y movimientos de las marchas electorales y tanto de gobierno cómo de oposición y observar y esto para darnos cuenta, que los candidatos oficiales  no son tan populares como se creía, al tiempo que los candidatos opositores y en diferentes escenarios dan muestras sostenidas de vigor y vitalidad y lo más sorprendente, que los dos expresidentes Medina y Fernández y el alcalde candidato a presidente Martínez, dieron este pasado fin de semana, notorias demostraciones de fuerza y popularidad que contrastaron con las tímidas y programadas  que arrastró el candidato oficial a la reelección.

Por supuesto, nos hacemos cargo, de que, si cuatro son los principales contendores y de estos, tres, son opositores y uno oficial y lo que por obligación tendrían una mayor movilidad de simpatizantes y publico que el oficial, pero, aun así, fue notario observar, que mientras los opositores lograban un mar de gente con caras alegres y animo positivos, del lado oficial, no que no hubiese gente alegre y sí que más bien se veía como si todo fuera forzado.

En resumidas cuentas, quedó la impresión de como si la oposición tuviera mayor aceptación pública que los candidatos oficiales y al darse la situación, de que las simpatías hacia Abinader no eran todo lo cálidas como aquellas que conoció cuando la campaña de 2020.

De todas maneras, hay que esperar que el presidente-candidato se siente con sus asesores y fría y objetivamente, determine, que es lo que hasta ahora no está funcionando todo lo bien que sus asesores le decían, pues en una escala de cero a diez puntos, si el oficialismo obtuvo siete, fue mucho.

También está lo otro, de esa histeria que el sector mediático oficial está mostrando y desde el momento que sus responsables se dan cuenta de que la oposición está a poca distancia del oficialismo y avanzando y lo que está impulsando a algunos a querer mantener un espíritu inaceptable de represión contra periodistas y medios suyos o que están en su nómina y que entienden no hacen suficiente.

Es decir, no entendemos porque en el gobierno y en el PRM se está actuando a la desesperada y como si los comicios del 18 de febrero fueran a perderlos, cuando realmente, bien se puede decir, que todas las fuerzas políticas inmersas en la campaña electoral y en líneas generales están desenvolviéndose con corrección, aunque actuando con eficacia, pocas se salvan y en lo que peca el oficialismo.

Hoy estamos a 35 días de las elecciones municipales y todavía hay cierto margen para que los errores sean corregidos. El oficialismo, no puede decirse que esté perdido, pero sí es cierto que no tiene la ventaja que debería suponerse y que sí es real que la oposición acorta distancias, pero tampoco es que se entienda victoriosa. Entonces, lo que se impone es creatividad, racionalidad y mucha templanza.

Por eso es por lo que decimos, que Abinader no debe caer en la tentación de ir contra sí mismo. Le sería fatal y es que, entre el culto a su personalidad y el arrebato autoritario, a la larga, no darán buenos frutos. Con Dios. (DAG) 15.01.2024 -1,060 palabras-