Ahora o nunca

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El año arranca con un improvisado… o mejor, con un imprevisto asueto. No viene mal. Unos terminan de recuperarse de los coletazos de la última gripe y otros de la fiesta del 31. Y como cada principio de año, ahora o nunca.

En otras circunstancias llamaríamos al 2023 “año pre electoral “, pero las ganas de unos y la impaciencia de otros han adelantado los ciclos diga lo que diga la JCE. Estamos en plena campaña y hay que leer en clave de rédito electoral, decisiones, postergaciones, incentivos, bonos y demás incidencias de la vida política.

La reforma fiscal que se entiende crucial para el futuro quedará para un próximo periodo. Nadie, ni gobierno ni oposición, la mencionará en unos cuantos meses para tranquilidad de bolsillos propios y ajenos. Lleva el mismo camino que el Código Penal…

La adecuación del Código de Trabajo y la reforma de la Seguridad Social no pueden permitirse esa pereza. Superada la virulencia de las posturas de meses anteriores y con el ánimo más frío, deben revisarse. La cesantía sigue siendo el palo en la rueda, pero en eso llevamos 20 años.

La frontera y las repatriaciones. La inflación, los turistas. La reforma policial, sus opositores internos y los intercambios de disparos. La droga.

Las buenas intenciones de Luis Abinader y las no tan buenas de otros. Educación, educación, educación. Minas, caña, empleo.

Energía, con planes excepcionales, pero incertidumbre internacional y muchas dudas sobre las diferentes matrices. (Es el negocio más extraño: todos son pérdidas, a nadie le pagan, pero ninguno se sale).

Las mismas noticias de siempre, pero con un runrún de fondo.

Vivimos como si estuviera a punto de pasar algo. Por: Inéz Aizpun [Diario Libre]