Ante el afianzamiento de la partidocracia, la respuesta ciudadana debe ser la escogencia de candidatos antisistema no comprometidos absolutamente con nadie, ni siquiera con quienes los elijan

0
187

Parecerá una cosa de locos, pero ante el hecho realista de que ya las elecciones y como tales, no son libres y menos comprobables y viéndose la realidad, de que por más de 20 años la partidocracia se ha impuesto como la más infamante de las tiranías, que definitivamente haya que pensar y entender, que si se quiere que esta nación no colapse en el futuro inmediato, hay que tomar el camino de destruir y aplastar definitivamente a toda la casta política de tantos desalmados que han secuestrado las instituciones y han enajenado la moral nacional y en lo que llevan 61 años de competencia entre sí.

¿Cómo es posible, que de buenas a primeras el principal tribunal de elecciones a nivel de primera instancia, la Junta Central Electoral (JCE) maniobre desde ahora y con miras de que la voluntad popular sea nuevamente traicionada y porque esa institución quiere unas elecciones para el 2024 en las que solo salgan los candidatos favoritos de la partidocracia?

¿Quién ha dicho que la democracia es una que juegue con la viabilidad de las elecciones y que impida que el voto electrónico se pueda imponer como regla de conducta general y en un país donde todo el mundo y comenzando por los que se hacen pasar como ignorantes, manejan toda clase de juegos electrónicos, de apuestas y cuanto mecanismo de pago electrónico exista y comenzando por infantes de tres años en adelante con sus tabletas y computadoras?

Desde este último punto de vista, no es verdad que el total de la población electoral, 7.5 millones de votantes y todos con celulares y dominio de ordenadores y cerebros electrónicos, se pueda decir que ninguno de esos individuos sería incapaz de decidir su voto mediante una máquina expresamente diseñada para que la persona pueda votar con eficacia y determinación

Si se entiende esta realidad, no hay justificación alguna para que ahora la JCE no quiera aplicar la votación electrónica y sí, que se vuelva al sistema manual, en el que lo peor de la partidocracia está lista para imponer sus reglas y trampas y con la complicidad de todo el aparato dirigente de gobierno y de oposición y la alcahuetería mediática, toda esa, que al final, es la gran culpable de que cada proceso electoral sea una tortura y un robo o secuestro descarado de la voluntad popular mediante el impedimento de que los ciudadanos no puedan manifestar su libertad de escogencia.

¿En qué se han convertido los partidos, sino en empresas familiares  que se dividen en supuestos “mayoritarios” a cargo de negociaciones espurias, que se facilitan con los otros de alquiler, que son el mecanismo base para que los observadores de elecciones, criollos y extranjeros, entiendan que supuestamente nuestra democracia es viable y simplemente, porque entienden que a más formaciones políticas y diversificadas, “la voluntad popular”, tiene presencia, mientras  en la práctica, bajo control y dominio de los grupos oligárquicos, empresariales y mediáticos, quienes son los que realmente deciden, mientras y a ocultas, pagan para que los políticos hagan el circo que provoque que los ciudadanos y los votantes se crean que supuestamente participan en elecciones “libre”?

Dado este aspecto, creíamos que como producto de las elecciones más de lo mismo del 2020, el candidato “ganador” y por su juventud y porque es el primer presidente de la República nacido después de la Era de Trujillo, podría tener la independencia de criterio más amplia y con miras de darle un vuelco a la tiranía partidocrática y aun cuando el costo fuera tener que aceptar que sus dos primeros años de gobierno fueran para saldar deudas y compromisos políticos  con quienes desde el gran capital le financiaron ampliamente e incluso aceptando a regañadientes que formara un gobierno plutocrático.

Pero resulta, y ya Luis Abinader en su segunda etapa final de dos años de gobierno, todavía no da visus de independencia propia y al contrario, ahora es que la partidocracia por un lado y la oligarquía y el empresariado por el otro e inmediatamente detrás el partido oficial, el Revolucionario Moderno (PRM) se aprestan por tratar de hacer una purga y con la finalidad de reconvertir la tiranía partidocrática teniendo solo como referentes de aparentes lideratos, a un limitado club de corruptos, corruptores y castrados moralmente dentro de lo peor del enfermo liderato político que tiene bajo secuestro a este país y con el apoyo decidido de ese periodismo adocenado y corrupto, que juega a que nunca la población se de cuenta de sus manipulaciones y trampas y de ese gran derroche de noticias falsas, que parapetadas desde las redes sociales, justifican y como el mal menor, todo cuanto los grupos de poder pudieran hacer contra la legitima y legal voluntad popular.

Realmente es de gran alarma lo que está ocurriendo. El Gobierno, parecería que se le haya ido de las manos al joven presidente y este, parecería que no se está dando cuenta de como los suyos lo manipulan y hacen que mienta de continuo, mientras que con el pretexto de la pandemia que nunca acaba, la guerra europea y la dislocación de la economía por una inflación artificial hija de los poderes económicos universales y con miras de estos acrecentar su dominio global, parecería que no dan respiro, para que absolutamente nadie pueda pensar y buscar una salida a la grave situación de destino de vida, que afecta a la humanidad.

Así los hechos en este país, sin duda que la tragedia humana que se vive, desborda toda posibilidad de raciocinio, los de arriba y hablamos de oligarquía, empresariado, prensa, gobierno y oposición, no quieren que nada cambie y para que todo siga igual y de ahí los aprestos de la JCE al llamar a los representantes de la partidocracia y por la supuesta “gran preocupación” que embarga a los componentes del pleno que la compone y por lo que llaman el "desbordamiento del proselitismo electoral que están llevando a cabo los partidos políticos”, cuando se trata de una declaración hipócrita dirigida a impedir candidatos y votantes libres y bajo la fraseología abusiva de: "El pleno de la Junta Central Electoral convoca a los presidentes, secretarios/as generales de los partidos, agrupaciones y movimientos políticos reconocidos a un encuentro-compromiso por la integridad electoral de las elecciones de 2024".

¿Qué se quiere?, en la práctica, impedir candidaturas que la partidocracia no pueda manejar o controlar y que, por lo visto, es la gran preocupación, de una oligarquía, que, ante la explosión de juventudes, ahora teme, que para el 2024 la nación joven le pida cuentas y que es la razón que digamos, que, ante el afianzamiento de la partidocracia, la respuesta ciudadana debe ser la escogencia de candidatos antisistema no comprometidos absolutamente con nadie, ni siquiera con quienes los elijan. Con Dios (DAG)