Ayer, fue evidente que los miembros de la partidocracia se han rebelado contra la autoridad de la Constitución y cuyo instrumento es su articulo 212…

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Inconcebible lo ocurrido ayer durante la mal denominada “cumbre “entre partidos y el tribunal electoral de primera instancia, pues por boca de varios delegados políticos, al pleno de la JCE se le dijo y también se le advirtió que los partidos no estaban dispuestos a aceptar que la autoridad electoral les tutele o que “imponga trabas” a su desenvolvimiento en la precampaña electoral a destiempo.

Viendo y escuchando aquello tan surrealista, parecía que las entidades políticas, cuyo fundamento para llegar al poder mediante elecciones que ganaran con amplia mayoría, consiste en respetar absolutamente el protocolo electoral. En la práctica, sus representantes esbozaron una especie de golpe de Estado contra la JCE y al mal entender, que las regulaciones de la precampaña y campaña electoral del próximo año 2024, que se supone discutirían, sus argumentos son los que deberían prevalecer y no aquello que Constitución y leyes electorales determinan.

En este sentido, no se entendió como el pleno de la JCE se dejó decir lo que aquellos energúmenos políticos quisieron y le expresaron, cuando con solo disponer allí mismo, el pleno pudo perfectamente declarar a los partidos fuera de la ley y aun cuando tal iniciativa significara la suspensión momentánea del cronograma electoral y si fuera necesario, las mismas elecciones.

Parecería que los políticos y sus partidos y por las experiencias que les significó que en el proceso electoral del 2020 el pasado pleno de la JCE suspendió los comicios porque supuestamente  el padrón electoral había sido afectado por irregularidades ocurridas a las dos horas de abrir las urnas y que por lo que se ha visto, todo fue una atrevida decisión unilateral del presidente de la entidad en aquel año, Julio César Castaños Guzmán, quien de alguna manera quiso ajustar cuentas personales con el presidente del PLD, Danilo Medina Sánchez, quien a ese momento era presidente de la República saliente.

Aquella circunstancia tan sorpresiva, fue utilizada por el PRM y Abinader, quienes eran los actores electorales que se entendía ganarían los comicios, para arremeter de una manera desproporcionada y propia de una acción práctica de levantamiento político y a ese día, impulsado por el sector mediático que les apoyaba, para desarticular todo el proceso electivo y que llevó a un nuevo intento comicial en el mes siguiente.

Entonces, por aquella experiencia de guerrilla partidocrática, ahora los mismos partidos y actores políticos, han entendido que pueden desafiar con mayor fuerza a un pleno de la JCE, que entienden, débil y temeroso y para no decir acobardado y al extremo, de desafiar a la primera autoridad electoral de esta nación, sabotear la reunión, no llegar a acuerdos de ninguna especie y menos a algún tipo de consenso y lo peor, advirtiéndose, que para los partidos opositores la JCE no puede tomar ninguna decisión sin su aprobación.

Lo que se está viendo, es que el PRM -que ahora es el partido oficial- y sus aliados, están decididos a efectuar parecida pantomima a la del mayo de 2020 y con tal de ir a unas elecciones en las que el pleno de la JCE no se meta ni disponga nada que pueda ir en contra de la partidocracia y que es la única explicación que tenemos y respecto a creer haber entendido el acto bochornoso de ayer.

De entrada, estamos seguros, de que, por lo visto y conocido, por lo menos un 20 por ciento del probable electorado del 2024, se abstendrá de ir a unos comicios de los que de antemano los partidos políticos han dicho que los quieren a su medida. Es decir, que ocho meses antes de unas elecciones, los partidos se rebelen contra el orden legal electoral, es plantear que los electores iríamos de más a un proceso electoral que desde ahora se inicia viciado y de irregularidades absolutas.

Ante esa circunstancia tan crispante, habría también que decir, que si para las elecciones del 2020, Abinader y el PRM ganaron y arrastrando un 44 por ciento de abstención nacional, vale decir, que de cada 100 electores, 44 se abstuvieron de ir a las urnas, ahora y si el bochorno de ayer no es corregido y la JCE no impone su autoridad, podría ocurrir, que de cada 100 electores, 60 no fueran a las urnas y si este resultado se da, ni que decir, que los resultados serán legales pero no legítimos y porque una significativa mayoría electoral no concurriera a los comicios en perspectiva.

Todavía y con todo y esta crítica de fundamento absoluto, no entendemos como los miembros de la partidocracia se han atrevido a tanto y por lo visto, sin importarles las reacciones que el público pudiera tener por la guerrilla escenográfica presentaba por la clase política en su bochornosa actuación de ayer.

Y es que además está lo otro, todo lo ocurrido demostró, que en este país no hay tal cosa que se llame clase política o clase gobernante o que en el gobierno nacional hubiese realmente un sentimiento a favor de la República, sino que la coalición de partidos y formaciones políticas entienden, que el gobierno es de ellos y no solo del PRM y menos de la República.

Por semejante escenario, lo único que podría salvar a esta nación y de no fracasar en las urnas, es que una fuerte mayoría nacional no partidista, haga todo lo necesario y creando conciencia ciudadana, de que a la parte de la partitocracia que ayer se expresó en rebeldía absoluta contra el pleno de la JCE y sin importarle violentar Carta Magna y leyes electorales, sea eliminada del torneo electoral.

Es lamentable, que desde ahora se dude de la viabilidad de los comicios y simplemente porque la partidocracia en su ramal opositor, no quiere que se le controle y para nada acepta que se le impida su proselitismo a destiempo en las vías públicas, cuando la ley electoral habla de actividades políticas electorales de partidos y precandidatos a puertas cerradas y en este punto, hay que reconocer que el partido oficial, hasta ahora se ha ajustado a derecho, “más o menos bien” y esto así, porque ha dejado que sus precandidatos coloquen vallas publicitarias por las vías públicas y que  como son ellos los que supuestamente lo hacen, el PRM como tal, dice que no es su responsabilidad y que si se es sincero, tal respuesta es una perfecta tomadura de pelo.

Que recordemos, situación como la que se vivió ayer en donde no hubo orden y tampoco respeto a la jerarquía legal y en donde tampoco la JCE no exigió la compostura de lugar a quienes le desafiaban su autoridad, hacía años que no habíamos visto situación parecida de rebeldía partidaria contra la ley y cuyo más descriptivo antecedente, se tiene en las jornadas aquellas en la que para las elecciones de 1962, el candidato del PRD, Juan Bosch, se rebeló contra la decisión de la asamblea de su partido que había elegido un candidato a vicepresidente que no era de su gusto y la que tuvo que ceder y sin que las autoridades electorales no se impusieran a tal monstruosidad y de este modo, de aquella terrible ilegalidad, a esto de ayer.

Enfatizamos pues, que ayer, fue evidente que los miembros de la partidocracia se han rebelado contra la autoridad de la Constitución y cuyo instrumento es su artículo 212 y los textos legales de la ley orgánica de la JCE y la ley de Partidos Políticos y Electoral. Con Dios. (DAG) 06.09.2023