Buscar una reforma constitucional y para reestructurar un poder continuo en base a la eliminación de la Asamblea Revisora y la instauración del Consejo Económico y Social como neo Poder Legislativo como matasello del Poder Ejecutivo

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En este país, no ha habido gobierno y desde todos aquellos que han pretendido justificar una reforma constitucional como mecanismo para una continuidad “democrática” al final discutible, no ha sido y como se ha visto, la mejor de las soluciones y sí un camino más y en procura de una deslegitimación acelerada del propio poder constitucional que por vía de los ensayos electoralistas, el gobierno actual podría encontrarse.

Lo curioso, es no entender la lógica gubernamental de querer una reforma constitucional garantista para que el presidente Luis Abinader pudiera consolidarse en el poder, no por un nuevo periodo constitucional, que en su caso la Carta Magna le confiere, sino que en base al subterfugio de una reforma para supuestamente “garantizar la independencia del Poder Judicial”, entiéndase, el ejercicio de libertad de acción para que el ministerio público central, esto es, la Procuraduría General de la República actúe como un poder deliberante paralelo al Ejecutivo y no solo de investigación criminal.

Que por lo que se está viendo, parecería que es parte de un plan gubernamental dirigido a afectar la libertad de escogencia de los electores y como golpe mortal contra el ejercicio de las llamadas libertades democráticas, todas esas, que facilitan, que en este país no haya una dictadura al estilo ya conocido y sí una novedosa tiranía de un partido oficial y aliados, quien con la mascarada de partidocracia, en algún momento pudiera afectar el actual sistema de partidos políticos y el que con todo y lo ineficiente y vulnerador de derechos que es, todavía tiene parámetros que permiten presentarle  el accionar de disidencia clave que hasta ahora ha impedido que una dictadura de partidos sea establecida muy por encima de las fuerzas vivas nacionales y las cabezas de la llamada sociedad civil.

De ahí que sea tan importante que las fuerzas políticas opositoras mantengan un fuerte y serio discurso contestatario que sirva de contrapeso a todo el esquema propagandístico oficial y que aboga por una reforma constitucional absolutamente innecesaria.

Sobre este particular, lo que más sorprende, es que estando el presidente Abinader en la privilegiada posición de que es la misma Carta Magna la que le autoriza a buscar su reelección, el presidente actúe y con su mal pretendida reforma constitucional, tal como si la misma fuera necesaria para legitimarle en sus empeños continuistas y en momentos que todavía no tiene rivales ciertos de cara a la campaña electoral de 2024.

Y la observación es solo una y que para colmos, es la que empuja a despertar sospechas sobre algún tipo de estrategia gubernamental no sana,  pues si Abinader en estos momentos tiene un activo electoral de no menos el 30 por ciento de aceptación y que haciendo un buen gobierno, de aquí a dos años pudiera lograr remontar al 45 por ciento de aceptación, ¿por qué en su partido y gobierno pretenden una reforma constitucional que también disminuya el 50 + 1 para ganar la presidencia y colocando  en no menos de 40 puntos el requisito primario, si en la práctica ello no le es necesario?

Todavía más, ¿a que viene ese cuento, de que según el director de la propaganda oficial, un señor de apellido Figueroa, supuestamente todos los partidos opositores en estos momentos no tienen ni el 20 por ciento de aceptación pública y dicho para robustecer las maleadas estadísticas oficiales sobre la popularidad del presidente y que si se interpreta a razonamiento a contrario, lo único que se entiende, es que el aparato de propaganda oficial, todavía no ha podido llegar al nivel de aceptación en porcentaje que quisiera para Abinader ?

Entonces, ¿no es verdad y como dicen los voceros del aparato de propaganda, que el gobernante “ya está ganado”  y por eso lo de la reforma constitucional y sus derivados y con miras de pretender un nuevo tipo de gobierno unipersonal y unipartidario y por lo que ahora se está dando el ensayo del control tras bastidores, que el Poder Ejecutivo tiene del Poder Legislativo y como se vio anoche con la inusitada reunión del presidente con la mayoría de los miembros del PRM en el Senado?, ¿acaso la Cámara de Diputados y desde su presidencia y como nunca antes, no es prácticamente una dependencia del Ejecutivo y lo que se nota, solo viendo como el presidente de esta, Pacheco y prácticamente, cada semana debe ir a consultar ante el ministro administrativo presidencial, Paliza, sobre qué proyecto de ley o de resolución debería ser o no aprobada?

Realmente, en el gobierno deberían entender, que ya en esta nación no hay tontos y muchos menos dentro del país político y que si algunos se quieren pasar de listos, al final perjudicarán la posibilidad reeleccionista del mismo Abinader y no solo la del PRM, por lo que, lo sensato, no es pretender elaborar un esquema de movilizar ciudadanos a las calles y para que estos y auxiliados por una propaganda intensa, presionen para que pudiera darse una reforma constitucional que se lleve de paro al Congreso Nacional y por medio de la Asamblea Nacional Revisora, mientras se ensaya en el CES la múltiples formas y maneras y desde ahora, para quitarle atribuciones a las cámaras legislativas y que de suceder y hay que decirlo claramente, sería la antesala de un traumático proceso desestabilizador contra los derechos de los ciudadanos y lo que al final pudiera resultar en una herida profunda en la propia legalidad y legitimidad del mismo gobierno.

Abinader y este es el mejor consejo que puede dársele, debe reconducirse en derecho, es decir, dentro de la legalidad, aprovechar la ventaja comparativa que le da la Carta Magna, tratar de hacer un buen gobierno, domesticando y dominando la economía y presentarse a las urnas y ganar las elecciones del 2024 y definitivamente, abandonar la locura de una reforma constitucional absolutamente innecesaria, errada como temeraria.

Porque, en definitiva, buscar una reforma constitucional y para reestructurar un poder continuo en base a la eliminación de la Asamblea Revisora y la instauración del Consejo Económico y Social como neo Poder Legislativo como matasello del Poder Ejecutivo, es un riesgo, una temeridad y un desafío, que no debería intentarse siquiera. (DAG)