Cárceles, presos, hacinamiento y corrupción. Y políticas insensatas y vengativas desde la Procuraduría General y la administración carcelaria, manejando los recintos como infames campos de concentración nazis

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Todo en su conjunto es un antro de corrupción y abusos a los derechos humanos que no tiene parangón.

Comienza con los jueces, que no quieren dictar sentencias en función de cumplir con la ley respecto a que todo detenido puede continuar siéndolo desde sus domicilios y bajo el pretexto “de la presión mediática”.

Sigue con unas autoridades carcelarias que son la montaña de la corrupción del Estado a un nivel desquiciante: Sobornos, alquiler de celdas de acuerdo con tarifas, sobornos directos a los custodios militares y policiales, negocios de todo tipo a cargo de presos que instalan sus comercios dentro de las cárceles, prostitución a niveles extraordinarios y lo más degradante, que a los presos no se les da un alimento adecuado ni una atención medica aceptable.

Y la complicidad va por todos lados y es que todo el mundo se beneficia e incluyendo las iglesias católica y protestante o evangélica y ni hablar de la burocracia oficial a cargo de los recintos carcelarios, mientras la peor inmoralidad ha sido la establecida por la procuraduría general de la República, al negarse su titular y desde hace dos años a recibir el conjunto de recintos carcelarios Las Parras, que construidos y listos para recibir los presos, fue una obra no recibida con el pretexto de que el dinero que se gastó allí, dinero de los contribuyentes, “se lo robó el anterior procurador general”.

Son 8 mil millones de pesos que se han ido por la cuneta de la corrupción, los recintos, saqueados por los responsables de preservarlos y en el país, al parecer no hay nadie que definitivamente quiera corregir la horrible anormalidad. Y en el Poder Ejecutivo nadie toca el tema, porque ahora resulta que en el gobierno descubrieron que la aplicación de la justicia represiva no es asunto suyo sino de la procuraduría general y lo que es una interpretación política interesada e irresponsable.

Mientras más de 20 mil presos claman porque se atiendan sus situaciones y cerca de 10 mil están enfermos y como tales, a los que habría que enviar a sus casas. Pero nadie hace nada y los cementerios de vivos y como campos de concentración nazis, siguen ahí y avergonzando a la gente decente. (DAG-OJO)