¿Cómo se podrían combatir con eficacia la corrupción, si un cartel mediático de no menos cinco directores tiene el monopolio del otorgamiento de protección mediática determinados funcionarios?

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El asunto viene de lejos y no precisamente del gobierno actual, pero el día que, en este país, la nación caiga en cuenta del cartel mafioso o corporación mediático que dirigen ciertos directores de medios y cuyos ingresos mensuales por individuo, pasan de los dos millones de pesos, el brote de indignación colectiva que podría darse, de espectacular, estremecerá los cimientos de la corrupción política.

En este plano, solo hay que indagar donde trabajan los hijos de determinados directores y qué privilegios estos tienen con empleos en la alta burocracia civil o castrense y para que se entienda la tremenda madeja de corrupción que se anida en ese nicho mediático, que es la punta de lanza que la mayoría de los barones mediáticos dueños de medios de comunicación tienen y quienes son utilizados como agentes de extorsión y tanto a nivel público como privado.

El escarnio es mayor, cuando al grupo mafioso a que hacemos referencia, se le ha agregado desde agosto de 2020, dos grupos más de periodistas, comunicadores o comentaristas “independientes” en la radio y la televisión y quienes, en líneas generales, componen un grupo mucho más agresivo de extorsión a gran escala.

Al hacer la observación y precisamente para que se investigue, también se descubrirá como los aprestos reeleccionistas tienen que ver con estos dos últimos grupos mafiosos de comunicación electrónica y quienes, desde ahora, compiten por ver quien logra la mayor tajada de dineros y privilegios por parte del gobierno.

Por ahora no vamos a profundizar más, pero sí advertimos a la población, que nada es lo que parece en la composición del entramado criminal mediático de extorsión, de suyo especie de corporacion y en el que, quien no salta, vuela o planea y es que provoca asco, por ejemplo, leer ciertos editoriales dirigidos a apuntalar el mecanismo de “protección mediático” que tienen determinados directores y sus aliados o asociados a favor de determinados altos cargos públicos y tanto del gobierno central como de organismos descentralizados que tienen presupuestos propios. (DAG)