Con el cuentecito de que, si la corrupción está disminuyendo y es perseguida, se debe al Ministerio Público y lo que no es cierto, pues el esfuerzo mayor, quien lo diseña y ejecuta es el presidente de la República.

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Acostumbrados a nuestro estilo profesional de que nuestros análisis políticos de Estado se fundamentan en el razonamiento a contrario de lo que se dice, generalmente solemos salir airosos de los mismos y porque al no ser sectarios ni comprometidos con ningún grupo político, económico o religioso, podemos emitir un juicio valorativo que al final la mayoría de quienes nos hacen el honor de leerlos, entienden que justamente ese es el tipo de razonamiento que ellos tienen con relación a todo cuanto se suscita en la vida política de esta nación.

En consecuencia, estamos observando y no sin sorpresa, que un sector político de la llamada “sociedad civil”, poco que mucho, a empezado a diseñar un esquema nada fortuito de pretender quitarle proyección a la realidad, de que si en este año, el gobierno, vale decir, el mismo presidente Luis Abinader ha empezado a mostrar éxito en su manera de como enfocar la corrupción desde el punto de vista de una objetividad institucional políticamente pragmática y con el solo propósito de tratar de impedir que la atrapada opinión pública entienda, que Abinader tiene logros positivos en este aspecto y lo que sorpresivamente, el mismo presidente estadounidense Biden, generó un fuerte impacto positivo al aplaudir y reconocer esas iniciativas.

Por supuesto, no fue que Biden se fue de boca felicitando al dominicano o que su gobierno entiende que aquí la corrupción ha sido reducida a mínimos. Nada de eso. Simplemente, que conociendo la Casa Blanca lo árido que resulta enfrentar la corrupción de un país carcomido por los hechos dolosos desde el poder, entendió que bien le vendría a Abinader, que él, Biden, le hiciera un reconocimiento indirecto y el que sin duda le favorezca electoralmente de cara al futuro inmediato.

Con razón entonces, que Abinader e indirectamente vía la directora de Ética e Integridad Gubernamental, Milagros Ortíz Bosch, agradeciera la cortesía y aprovechándola, para y políticamente, colocarlo todo en su razonable contexto, al decir la autorizada como respetada funcionaria, que ello “es resultado de la voluntad política del gobierno en apoyar la plena independencia de la Justicia y despolitizar los poderes del Estado”.

Lo contundente de lo dicho por Biden y la bien elaborada respuesta indirecta de Abinader, evidencia lo cierto y de lo que cualquier otro ciudadano podrá o no estar de acuerdo, de que ciertamente, con la lucha contra la corrupción y solo marcada en los nueve casos que desde la Procuraduría General de la República se han estado presentando a conocimiento de la nación en los últimos dos años, el Estado ha comenzado a sacudirse de ese cáncer agravado que desde el 2004 al 2020 había secuestrado  el ejercicio del poder y desde el Poder Ejecutivo. Al fin y al cabo, no hay que ser seguidor o partidario del presidente y para reconocerle, que con él hay un antes y un después en materia de corrupción política y tanto gubernamental como opositora y ni hablar de enfrentamiento directo contra la corrupción desde los grupos económicos y financieros y esta, siempre bendecida por la cruz católica.

Como nosotros estamos viendo, que efectivamente, elementos de la sociedad civil como desde áreas de la burguesía a nivel medio y con su entronque en los principales medios de comunicación y de información de masas de la prensa mercancía, casi clandestinamente se ha dado un giro de solo reconocer que el combate de la corrupción solo lo tiene el ministerio público y lo que rotundamente no es cierto, no nos han sorprendido determinados “pasajes”, por los que la prensa diaria y la mayoría, cobrando por publicidad oficial que es facilitada por el privilegiado subgrupo de relacionistas públicas gubernamentales, nicho en el que todavía parecería que se cobra porcentajes y lo que ocurre, porque hay un fuerte sector económico y político adverso a la reelección constitucional y quienes desde ahora pretenden impedirla a como dé lugar.

En el interin y por determinadas declaraciones de sus voces principales dentro de los actores públicos que manejan el entramado legal, es evidente que la trinidad que controla y habla por la PGR, sus miembros no se han dado cuenta de que se les quiere utilizar y la muestra se tiene en el folclórico acto de la tarde ayer en el Parque Independencia, donde solo faltó y si los participantes hubiesen sido parte de una religión, que trataran de canonizarles.

Al mismo tiempo, se publican las primeras declaraciones de la coordinadora de la oenegé Participación Ciudadana, Lizzie Sánchez Padilla, quien, y como si no viviera en este país, quiere dársela de cándida y decir, que esperaba que nadie trate de presionar al ministerio público y como si ella misma con lo que advierte, no estuviera siendo parte de esa presión indirecta que en ciertos círculos no tan proclives al gobierno así quisieran.

Definitivamente, entendemos que Abinader y su clan familiar, tienen que estar ojo avizor y solo hablamos del clan susodicho, porque el PRM y como partido en el poder y en la mayoría de los casos, más tira para sí, que militantemente a favor del presidente y si no, solo hay que ver el pasilleo constante por Palacio de aspirantes a cargos públicos y desde que surgió el rumor, respecto a que supuestamente, el primer mandatario haría cambios entre altos cargos de la administración pública y para descubrir ciertas complicidades.

A todo esto, hay una realidad concreta y aplastante y la que muestras la mayoría de las encuestas de todos los intereses en juego: Si las elecciones fueran hoy, Abinader ganaría de calle y por eso de restarle credibilidad a su lucha personal contra la corrupción y pretender endilgársela a la PGR y la trinidad que maneja y controla al ministerio público. Pero se les pelará el billete.

Mientras tanto, los grupos reunidos en el parque independencia con una manifestación “azul” (cerca de menos de quinientas personas) y todos de clase media y sectores de estadounidenses de origen dominicano, se mostraron los mayores portavoces del ministerio público e instando a que se acepte la presión que hacen para que la PGR actúe de acuerdo con lo que esos grupos quieren y por momentos, cayendo en el error, de querer dejar en un segundo plano al mismo presidente. ¡Es verdad que los tontos no se terminan!

Por esto decimos, que con el cuentecito de que, si la corrupción está disminuyendo y es perseguida, se debe al Ministerio Público y lo que no es cierto, pues el esfuerzo mayor, quien lo diseña y ejecuta es el presidente de la República. Parte de la sociedad civil quiere sacar ventaja política y crearle obstáculos a la reelección constitucional. (DAG) 03.04.2023