Con lo de la guerra económica contra Rusia, EEUU se muestra descaradamente imperialista y Biden terriblemente decrépito y no confiable, en tanto República Dominicana debe ser cauta y reflexiva y siempre realista

0
289

Cada vez que hay un nuevo ciclo generacional que afecta a determinados imperios globales, siempre ocurre, que el indetenible como irreversible movimiento de cambios estructurales que se presenta y con una muestra siempre desconcertante de declive de la mayoría de sus dirigentes y de pérdida abrumadora de responsabilidad moral que le acompaña, llega un momento, que genera todo un proceso desintegrador de alianzas y políticas y frente a la sospecha de un nuevo orden mundial que empieza a emerger y el que de entrada, pocos quisieran aceptar.

En este plano, la actual guerra económica iniciada por EEUU contra Rusia y a propósito de la guerra por su sobrevivencia que la nación eslava lleva frente a Ucrania, no que simplemente marca un cambio casi aterrador en la manera de encarar el asunto por parte de Washington, sino que abiertamente, parecería que EEUU está apostando por tratar de lograr la desintegración de la Federación de Rusia y exactamente como entre Reagan, Thatcher y Juan Pablo Segundo lo lograron frente a la URSS para la década de los años noventa del siglo pasado.

Recordemos, que dada aquella situación política cataclísmica que despojó a la madre Rusia de casi una cuarta parte de su territorio, fue evidente que EEUU y aliados se apresuró a rediseñar un nuevo mapa político global, que con el tiempo significara el debilitamiento estructural de Rusia y por vía de consecuencia, el nacimiento del imperio estadounidense global como Señor y amo del planeta.

Y que es la situación que ahora estamos viendo, pero la que no necesariamente se ha desarrollado como los estadounidenses querían y vista la realidad, de que a partir de la llegada de Vladimir Putin a la presidencia de Rusia hace 22 años y por vía de elecciones con un 53 por ciento de los votos emitidos y reducida esta, a potencia regional, aunque sí nuclear; las políticas de Washington, Londres y Bruselas no han podido ser todos lo eficaces en materia de disuasión que se esperaba.

Razón entonces, de que se entienda, que aun cuando en todo este tiempo, Occidente y vía su ejército de mercenarios bajo la etiqueta de la OTAN, pudo lograr más de trece bases militares en igual cantidad de países vecinos a la Federación de Rusia, en la práctica, tal movimiento envolvente de pinzas. No resultó en lo que sus estrategas querían y de ahí que, frente a la invasión militar rusa contra Ucrania, Occidente a caído en cuenta, de que la potencialidad militar, nuclear y de misiles hipersónicos por parte de Moscú, realmente ha sido un terrible valladar, que, para violentarlo, solo podría darse al precio de desatar una Tercera Guerra de Mundial, que con todo que fuera regional, nada garantiza la supervivencia general de todo el planeta.

Es por ello y frente a semejante realidad tan dura, que Occidente ha preferido lanzarse a auxiliar a Ucrania a distancia y enviándole toneladas de armamentos, que al final, será por igual una política suicida contra las naciones que participen en semejante encomienda, cuando se supone que las grandes potencias regionales europeas y algunas asiáticas y encabezadas por la potencia estadounidense global, en lo que deberían empeñarse, debió de haber sido, que se diera un cese de hostilidades y via una conferencia entre los países que tienen que ver directamente con el escenario de guerra y precisamente para garantizar la paz.

No ha sido así y ya se está viendo, que Rusia empieza a ir por todas las opciones y su clase gobernante, a sopesar los niveles de pérdidas propias que la conflagración podría repararle y por un simple hecho: Rusia no se va a dejar humillar y menos destruir por EEUU y Occidente. Y estas naciones beligerantes, ni siquiera viendo la probable materialización de tal posibilidad, EEUU y sus socios no hace un alto en sus iniciativas guerreristas y lo peor, que ha desatado una terrible guerra de desinformación a nivel absoluto y su presidente, Biden, protagoniza lo impensable en el presidente de la potencia global o en cualquier presidente o jefe de Estado, de insultar en lo personal al presidente de Rusia y amenazar a diestra y a la siniestra a los países que no obtemperen al llamado de sumisión del mismo Washington.

Ante escenario tan crispante, ¿cuál debería ser la actitud y política por tomar por naciones menores como República Dominicana en el escenario de las decisiones globales?, efectuar y lo que con cuido y atención tácticos está haciendo el presidente Luis Abinader, de aplicar en lo posible el accionar de la espiga de arroz, que se sabe inclinar de acuerdo a como sople el viento y no plantarse desafiante como la mata de palma ante el ciclón que se le viene encima.

Con Abinader, República Dominicana representa a una nación de economía emergente, que con tino y sentido común, trata de desenvolverse dentro del agitado mundo que se vive y consciente, de que la mentalidad dominicana, tan sumisa a todo lo que representa nuestro primer socio comercial, le obliga a ser realista y mucho más, cuando el equivalente al 20 por ciento de la población nacional se encuentra en EEUU como nacionalizados estadounidenses o como estadounidenses de origen dominicano y quienes por su abierta pretensión de aspirar a que esta nación soberana desaparezca y de paso a un nuevo estado de la unión americana, sin duda, se ha convertido en la peor amenaza a la existencia de la nacionalidad y la idiosincrasia dominicana.

Por eso y hasta ahora y pisando con pies de plomo, Abinader se muestra como un presidente, cuya intuición le hace ver que debe sopesar todos los escenarios y sin duda, sabiendo que dentro de la debilidad estructural que se tiene, este país y su economía, significativamente es la primera economía de Centroamérica y entre todas las islas-estados caribeña, lo que significa a su vez, que en Washington, a una nación referente para otras y de la manera tan decisiva como lo hace República Dominicana, esta es una y con todo que pudiera ser borrada de un plumazo de la faz de la tierra, a la que tampoco se la pueda afectar y al nivel de provocar un terrible efecto dominó y en un área geográfica tan sensible como es la caribeña y desde el punto de vista, de que por medio de ella, van todos los caminos marítimos o aéreos, que para su misma existencia, EEUU tiene y debe preservar.

De ahí que planteemos, que con lo de la guerra económica contra Rusia, EEUU se muestra descaradamente imperialista y Biden terriblemente decrépito y no confiable, en tanto República Dominicana debe ser cauta y reflexiva y siempre realista. (DAG)