De “dos contra uno”, a una provechosa y ejemplar interrelación entre candidatos cívicamente responsables, que ofrece una muestra de aliento hacia la nueva República que todos queremos

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Por los magníficos resultados del debate presidencial que terminó a las diez de la noche, fue evidente que los tres candidatos se comportaron con nobleza y ofreciendo una inusitada muestra de civismo y al mismo tiempo de exposición firme y clara de sus respectivos programas de gobierno y por primera vez, ofreciendo una alternativa realmente democrática de disentimiento dentro del orden natural, la decencia y el respeto a la visión de gobierno de cada uno.

Ninguno de los tres y para nada, estuvo tenso. Los tres manejaron con prudencia y tacto sus criterios y supieron respetar el derecho a la opinión del otro y sobre todas las cosas, mostraron, que en este país la política ha dejado de ser el lodazal que todavía en algunos sectores radicales se cree que aún existe.

A nuestro criterio, el expresidente Leonel Fernández descolló con su madurez, preparación y experiencia y como el estadista que todos le reconocemos, a la vez que el presidente Luis Abinader, demostró que su paso por el poder no ha sido de desperdiciar el tiempo y sí de creación de un aceptable estadista y ambos, teniendo un candidato Abel Martínez, que presentándose por primera vez como tal y como muestra de una nueva generación política, ha sido una promisoria nota de frescor de un estadista en ciernes.

La nación ganó esta noche y por lo que se vio, ahora estamos seguros que el temido matadero electoral que creíamos se daría el 19 de mayo, parecería que habría que desterrarlo y sí expresar con confianza y salvo que no haya sorpresa que desaliente, que realmente vamos a concluir el torneo electoral, sabiendo que la institucionalidad gana y que la República tiene tres excelentes candidatos presidenciales, que hacen que haya esperanzas de que la moderación, el sentido común y la sensatez, son un sagrado compromiso de cada uno de ellos. Ha sido una magnifica demostración de confrontación de ideas y de alto espíritu democrático que debemos imitar y también alentar. Felicitémonos.  (DAG-OJO)