Desvinculados: de eso se trata

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En plena Semana Santa, que en España todavía se vive con la devoción popular que le aportan las procesiones, es de justicia evocar un hecho histórico que tal día como hoy del año 585, fue decisivo para conformar las profundas raíces cristianas que definen nuestra identidad nacional e histórica.

En esa fecha, fue decapitado en Tarragona el hoy san Hermenegildo, ajusticiado por su padre el rey godo Leovigildo. La causa: haber abjurado del arrianismo para convertirse al cristianismo, religión que el Reino de España asumiría pocos años después al convertirse su hermano el rey Recaredo, el 8 de mayo de 589 durante el III Concilio de Toledo. En 1585, a iniciativa de Felipe II, el Papa Sixto V canonizaría a san Hermenegildo y le proclamaría como «patrono de los conversos».

Estos hechos son eslabones de una cadena de acontecimientos que, comenzando el 2 de enero del año 40 con la visita de la Virgen del Pilar al apóstol Santiago, que evangelizaba en Zaragoza a la Hispania romana, han ido definiendo nuestro ser histórico a lo largo de los siglos. Pensadores, filósofos e historiadores de la talla de Sánchez Albornoz, Julián Marías, Menéndez Pelayo y Menéndez Pidal así lo han narrado.

Conocer la Historia de tu patria es imprescindible para poder amarla, y al parecer el sanchismo no lo desea, ya que ha mutilado el currículo de la asignatura para nuestros adolescentes, comenzando su estudio en 1812. Ese año fue la aprobación de la Constitución de Cádiz conocida como «La Pepa» por haberse promulgado el 19 de marzo, fiesta de S. José. Es sin duda una fecha señalada de nuestra Historia, pero pretender actuar como si España previamente no existiera, es intelectualmente insostenible, pedagógicamente inexplicable y políticamente peor que un crimen.

Ahora lo correcto es, por ejemplo, estudiar matemáticas obviando el mcm (mínimo común múltiplo), el mcd (máximo común divisor) y cosas por el estilo, más propias de un conocimiento memorístico superado, pues el problema se resuelve con una mera aplicación de un smart phone. Lo políticamente correcto es estudiar matemáticas con «perspectiva de género», lo cual muestra dónde nos encontramos con este Gobierno. Y lo que es peor: ¿qué formación le estamos dando a las futuras generaciones en un mundo globalizado y competitivo, en el que el valor añadido personal es precisamente su formación?

Una sociedad poblada por personas desvinculadas de su país por desconocer su historia, cultura, la de su familia, y sin creencias religiosas, es una hoja de papel que se la lleva el viento que insufle quien esté en el poder en cada momento. Y de eso se trata. Por: Jorge Fernández Díaz [La Razón]