El drama de los familiares de las víctimas del vuelo 587

0
313

Estados Unidos no se había repuesto del drama de las torres gemelas de septiembre de 2001 cuando dos meses después volvía la pesadilla.

La mañana del lunes 12 de noviembre de 2001 iniciaba en la capital de Estados Unidos, Washington D. C., como cualquier otra. Ese día, festivo de los Veteranos, fue feriado para la embajada dominicana en los Estados Unidos hasta pasadas las 9:00 de la mañana.

Una nueva tragedia, la cual involucraba un avión de American Airlines en el que viajaban 176 dominicanos, motivó que el entonces embajador dominicano Roberto Saladin, convocara a todos sus empleados.

El desplome de la aeronave sobre el tranquilo suburbio de Queens, específicamente en la avenida Newport con la calle B 131 de Belle Harbor, estremeció de sorpresa la ciudad de Nueva York.

Apenas habían pasado ocho semanas del ataque y destrucción del World Trade Center, cuando este avión con 260 ocupantes se precipitó a tierra. Todos murieron.

De inmediato, Saladin se trasladó desde Washington a Nueva York junto al agregado militar Apolinar Disla para tomar nota de la situación. Lo hizo en un tren que le tomó más de tres horas, casi cuatro.

Todos los túneles, aeropuertos y  puentes fueron cerrados, mientras los vuelos eran paralizados; no era para menos, el trauma provocado por la caída de las icónicas torres gemelas provocó que surgiera en los que presenciaron el hecho el presentimiento de que se trataba de un nuevo ataque terrorista. En realidad, expertos entienden que presumen que fuera un misil disparado desde un avión militar estadounidense y por razones aun no explicadas

Mientras el embajador llegaba para brindar apoyo a sus compatriotas luego de haber recibido la una llamada telefónica del entonces presidente Hipólito Mejía, la angustia y preocupación invadía a los familiares de las víctimas en Estados Unidos y, especialmente, en la media isla caribeña que era el destino final del vuelo.

Junto al gobernador George Pataki y el alcalde electo de New York, Michael Bloomberg, entre otros, Saladin se reunió con familiares de las víctimas en el Club Deportivo de New York Inc., para extender las condolencias del gobierno dominicano y presentarles la comisión diplomática que se encargaría de acompañarles en el proceso.

A las 2:00 de la tarde del día siguiente, los agentes norteamericanos investigaban la causa de la caída en Belle Harbor del avión que llevaba 13 años en uso, mientras en el centro de convenciones Jacobs Javitts Center habían unos 1,200 parientes destrozados por el dolor, procurando los cuerpos  de las víctimas, o al menos algo de sus restos luego de la mortal explosión que además consumió 5 casas e igual número de personas en tierra.

Cada familia debía llenar un formulario que fue revisado por un detective de la Policía de Nueva York para el complejo proceso de identificación de los cuerpos. Se solicitó que llevaran objetos personales de los fallecidos (peines, pelo y placas dentales) para tomar las muestras de ADN de los familiares.

Fue entonces al tercer día, el 14 de noviembre, que la compañía aérea informó todos los compromisos que asumía con las familias de las víctimas, entre ellos cubrir todos los gastos relacionados con las honras fúnebres, el traslado de los cuerpos a la República Dominicana y la designación de una persona de American Airlines (care person) por cada familia dominicana.

Probables causas

Un acto de solidaridad, vigilias y varias misas no fueron eventos suficientes para encontrar la paz en medio de un suceso que parecía ser inexplicable.

El vuelo que había salido a las 9:14 de la mañana, dos minutos más tarde tocó suelo y no precisamente en un aterrizaje.

Según el informe del accidente, la aeronave, un Airbus A300B4-605R, perdió toda la aleta de la cola vertical  en el aire y entró en un descenso incontrolado desde una altitud de unos 2500 pies.

Tres años tardó la NTSB en determinar como causa probable del accidente la separación de esa parte del avión, “como resultado de las cargas más allá del diseño final que fueron creadas por las entradas innecesarias y excesivas del pedal del timón” realizadas por el comandante que piloteaba la nave.

Asimismo, ante la necesidad de realizar viajes entre ambas naciones para los velatorios, la comisión diplomática logró un acuerdo con la aerolínea para que, ante los altos precios de los vuelos, se ofreciera una tarifa especial para tickets aéreos hasta el 15 de diciembre de 2001. [Listín Diario-Ojo]