El gas ruso sigue fluyendo a Europa a través de Ucrania a pesar de las sanciones

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Mientras más de medio mundo, con la UE y EE UU a la cabeza, se afanan en estrechar el cerco económico sobre la Rusia de Vladimir Putin para doblegar sus finanzas y cortocircuitar la invasión de Ucrania, el gas ruso del que tanto dependen algunos países de la Europa central y oriental sigue fluyendo hacia el continente ajeno al conflicto. Eso asegura, al menos, la propia Rusia. Su compañía energética estatal Grazprom ha asegurado hoy que está enviando gas a Europa a través de Ucrania de acuerdo con las solicitudes de los clientes. Ayer, la demanda a través de esta ruta fue de 107,5 millones de metros cúbicos. Otro gasoducto ruso, la ruta Yamal-Europa a través de Bielorrusia y Polonia, volvió al modo inverso ayer por la mañana y continuó entregando gas a Polonia desde Alemania a niveles elevados, según muestran los datos del operador de red alemán Gascade citados por Reuters.

El suministro de gas de Rusia a países como Alemania parece, por ahora, que tendrá continuidad a pesar de las sanciones. Y es que la propia Comisión Europea ha optado, de momento, por dejar fuera las sanciones comerciales que pudieran poner en peligro el suministro energético o de materias primas, decisión que, por otra parte, sí adoptó de primeras Estados Unidos. Los territorios europeos no son tan autosuficientes y no pueden poner en peligro sus propias economías. «Cortar de repente supondría un enorme impacto en los Estados miembros, un precio demasiado alto que puede volverse contra nosotros», reconocieron fuentes comunitarias la semana pasada, que recordaron la diferencia entre la relación comercial de Washington y la de Bruselas: «Estados Unidos tiene una posición más ventajosa. Su relación comercial con Rusia no pasa de 8.000 millones y la nuestra de 80.000 millones». En términos globales, el ruso representa el 35% del gas importado por la Unión en su conjunto. La dependencia de Gazprom es sobresaliente en países como Finlandia (94%), Letonia (93%), Estonia (79%) y Bulgaria (77%). La situación no es mucho mejor en países de Europa central como Eslovaquia (70%), República Checa (66%) o Austria (64%).