El juego de la víctima

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La estrategia del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con relación a los escandalosos casos de corrupción vinculados a su administración ha sido asumir el juego de la víctima, en el cual se canta bajo ataque por asuntos estrictamente políticos y no de fondo.

Dejemos claro de forma contundente que el PLD no es la víctima aquí, no nos dejemos convencer de lo contrario. Lo que ocurrió bajo ese gobierno no tiene nombre y el saqueo fue total y a la cara. Como saben, soy extranjero y llevo relativamente poco viviendo aquí, pero siempre he viajado o mantenido una relación directa con el país y los cuentos que escuchaba cuando Danilo Medina estaba en el poder siempre fueron de horror. Así que algo siempre hubo y el Ministerio Público se puso en la tarea de llevarlos ante la justicia, como se debe.

Ahora, entiendo que el gobierno le está haciendo el caso al PLD para que se proyecte como la víctima ante la opinión pública. No hay necesidad del espectáculo público realizado en las residencias de los dirigentes del PLD, en horas de la madrugada y ante sus familias. Creo que esas personas hubiesen acudido a la fiscalía a entregarse sin problemas, con tal de evitarse el bochorno. Eso molesta a la gente común, que lo ve como un abuso.

A ese accionar se suma el ataque con bombas lacrimógenas a los peledeístas cuando intentaban marchar desde su sede a dar respaldo a los detenidos. Ese uso de fuerza fue desmedido, excesivo y sin sentido, pues el temor de que una turba de peledeístas intentara de nuevo penetrar al Palacio de Justicia no tenía fundamento.

No hay que alimentar el juego de víctima del PLD, sobre todo, si se tiene la confianza en un Ministerio Público independiente. Hasta donde sé, muchos de esos fiscales fueron nombrados por el propio PLD, por lo que el argumento de persecución se le cae de la mata.

Ese papel de poca cosa que ha asumido el PLD no le queda y no hay que refrendarlo. Les toca a ellos sacar del medio a Danilo Medina como máximo líder y darle cancha a Abel Martínez, porque de otra forma se hundirán. Por: Benjamín Morales Meléndez [Diario Libre]