El problema, no es que nadie gane en la primera vuelta y lo que está en veremos, sino si aquí realmente habrá elecciones y dado el grave panorama geopolítico

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Hemos sido reiterativos en advertir, que, hasta ahora, nada nos hace ver que realmente las elecciones pautadas para febrero y mayo del 2024 ciertamente se vayan a dar de acuerdo con el cronograma de la Junta Central Electoral y por lo que reiteradamente hemos tenido el cuido de advertir, que el panorama que se presenta no es ni en mucho de lo que dicen las encuestas y menos de lo que hacen creer los políticos y sus aparatos de propaganda.

Por un lado, la cruda realidad económica, que tiene que ver con los bolsillos de los ciudadanos, no es todo lo esperanzadora que desde los sectores de poder gubernamental y económico intentan hacer creer, sino que por lo contrario es de unos indicadores que mueven a preocupación y aun cuando el Banco Central baje la tasa de interés y cuando se observa, que la inflación a elevado en más de un 25 por ciento el costo de la canasta familiar y en un ámbito donde los salarios e ingresos no alcanzan para llegar a fin de mes.

Incluso, la situación es tan grave, que no entendemos cómo es posible que los tres ciudadanos a los que se les atribuye suficiente popularidad para ser los candidatos presidenciales más destacados, entre ellos no ofrezcan declaraciones directas y veraces sobre lo que entienden que debe hacerse para resolver semejante problema de vida y para no hablar de que ya debieron haber escenificado el primero de una serie de debates, no entre sus técnicos y sí entre ellos mismos y de cara a la nación.

Hoy, por ejemplo, se asume que el presidente-candidato dará su primer mitin electoral y que debería de ser la mejor plataforma para que él y como gobernante, esboce algún tipo de política y no solo asistencialista, sino de por lo menos un intento cierto de tratar de conjurar la situación económica que se está viviendo y su solución inmediata.

No que nos llene con toda suerte de datos estadísticos y porcentajes que la mayoría ciudadana no entiende o peor, que no le da la gana de entender, que con ánimo positivo y esperanzador, no solo hable sobre lo que debe hacer, sino como encarará los medios para conjugar la crisis o al menos atenuarla. Y lo que hay que plantearle, porque de él y como presidente de la República ese es su mayor reto.

Además y si nadie se lo dice, debe saber que la gente está cansada y se irrita del sistema de insultos y ataques personales que sus agentes propagandísticos emiten diariamente desde la mayoría de los medios de comunicación y las infames redes sociales en contra de sus adversarios políticos, ahondando mucho más la amplia crispación que a nivel popular se presenta y que a nuestro modo de ver, es el factor que provoca que una parte del electorado joven en los barrios populares se incline por actuar de una inquietante manera antisocial absolutamente cercana a la delincuencia que azota los barrios populares y en la mayoría de las ciudades.

Sobre este particular, lo que interpretamos, es que de buenas a primeras las relaciones entre el gobierno, el PRM y la población no son precisamente de las mejores y que de aumentar, seguro que se reflejaría en una animosidad directa contra Abinader y que se supone que debería tratar de evitar.

Ahora y encima de que la geopolítica no hace presagiar nada bueno para la vida dominicana, desde ayer, nos encontramos con el ríspido comunicado-declaración que el gobierno envió a Puerto Príncipe, planteando que no se acepta que “inversionistas” privados del lado haitiano y en plena frontera entre los puntos 13 y 14 cercanos a las ciudades de Fuerte Libertad y Juana Méndez, quieran retomar la construcción de una especie de canal por el que se extraiga agua del río Masacre y para construir una especie de embalse que afecte las aguas de las dos naciones.

De entrada, lo que vemos, es un pretexto para levantar ánimos anti dominicanos desde un Haití que está a punto de ser intervenido internacionalmente para conjurar su crisis de ingobernabilidad propiciada por los cerca de 10 mil pandilleros que asolan al país transfronterizo.

Evidentemente, que lo que se quiere, es crear una situación incómoda para las dos naciones y por parte de terceros que ven la oportunidad para chantajear a la ONU con su pretensión de intervención militar “humanitaria”, al tiempo que para los dominicanos se está frente a una grosera provocación que de continuar la construcción aludida, obligaría a este país a tomar medidas de fuerza que sin duda generarían un dislocado nacionalismo de parte y parte y que por lo inútil para los intereses binacionales, sería el mejor pretexto  que desde fuera se tendría para crear una situación nueva, mediante la cual, la geopolítica guerrerista tendría una participación destacada y de sopetón, este país tenga que verse involucrado directamente y con presencia militar en Haití.

Pero si el volátil clima de enemistad que se quiere crear no fuera suficiente para que la ciudadanía estuviera alerta, nos sorprende que ninguno de los dos candidatos presidenciales opositores, ni siquiera han elaborado una declaración de conjunto apoyando la iniciativa del gobierno y en aras de enviar el mensaje de unidad política y tan necesaria en estos casos.

Mientras tanto, organismos de la sociedad civil y tanto dominicanos como haitianos y en particular con obispos y sacerdotes católicos y de otras religiones, deberían plantearse una especie de conferencia ciudadana para analizar y enfrentar la problemática que de buenas a primeras se presenta y la que de hecho está alentada por la actitud positiva del gobierno haitiano, que en este aspecto de que esa construcción sea detenida, coincide con el gobierno dominicano.

Desde luego, si la situación se agrava y porque quienes están detrás de ese proyecto no quieran escuchar razones, el gobierno deberá prepararse para bombardear la zona y como medida extrema de contención y esto, si quienes se han envalentonado retomando el proyecto, estuvieran dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias.

Entonces viendo tan ominoso desenlace y perspectiva, los dominicanos debemos estar preparados para lo peor, toda vez que hay que asumir que el gobierno no se quedará de brazos cruzados. O sea, parece que la geopolítica y para no mencionar a la potencia regional más importante, también estaría dispuesta a gravar la situación de ingobernabilidad en Haití y de elecciones aquí y de esa manera, matando dos pájaros de un tiro, hacerse en un santiamén con la isla entera.

Por supuesto, no es nuestra pretensión agitar ni cosa que se le parezca y sí alertar a toda la nación, sobre los peligros que encierra la nueva situación tan provocadora y en momentos que Haití ha sido sentenciado a tener una gobernanza impuesta y como vivimos cómo la guinea tuerta, es decir, sin nido y siempre broncos y sigilosos para no caer en trama alguna, creemos que nuestra obligación es llamar la atención sobre esta especie de arroz con leche que de pronto se nos quiere hacer tragar y que si lo hacemos, perderemos todos y principalmente el gobierno y los políticos y de estos, sus candidatos presidenciales y que mirando a mediano plazo, ya todo el sector mediático debería de estar en alerta y dando las advertencias de lugar.

De ahí que digamos, que el problema, no es que nadie gane en la primera vuelta y lo que está en veremos, sino si aquí realmente habrá elecciones y dado el grave panorama geopolítico y desde ayer, con el nuevo pretexto de embalse de un rio fronterizo y que crispa los ánimos. (DAG) 02.09.2023