En China Popular, no solo es obligatorio vacunarse contra el covid-19 sino que se estudia y sin importar si son chinos o extranjeros, el confinamiento de 100 millones de infectados y propagadores activos del virus.

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Ahora que recién nos enteramos a nivel personal,  de  que en Hong Kong, ciudad china a nivel de mega urbe, las autoridades exigen que todos sus habitantes y cada dos semanas vayan a los centros de vacunación y por el interés oficial en determinar cuál es el nivel poblacional chino o extranjero residente allí que pudiera estar infectado del coronavirus o que sea un agente transmisor activo de este y para lo cual, se está creando un gigantesco centro de datos, con lo que se entiende el por qué en aquel país continente las medidas sanitarias se acatan y aplican reciamente.

Pongámoslo en contexto si queremos entender aquella situación. Asumase que al Gran Santo Domingo, que son varios localidades que forman parte de la capital dominicana con cerca de 4 millones de habitantes, nuestras autoridades hayan iniciado la búsqueda de datos parecidos a los que ahora se buscan en el gigante asiático y se determina, que los dominicanos o residentes extranjeros en la metrópolis capitaleña son células transmisoras infecciosas que hay que aislar y con dos objetivos: Buscar la solución más inmediata o factible, o tomar la decisión más radical y dura, de probable exterminio a conciencia y como una única medida de impedir que el mal se propague a la nación entera.

Dada la mentalidad ácrata dominicana, semejantes medidas son impensables. Sin embargo, en China, parecería que esa es la solución que se está buscando a mediano plazo y con el propósito de reducir la mayor cantidad de agentes infecciosos humanos que pudieran propagar directamente el virus y el que a estas alturas, ya se sabe que fue creado en laboratorios militares y precisamente no chinos y con el propósito de iniciar un proceso gradual de control poblacional regulatorio mundial.

Las autoridades chinas y en un país de gente disciplinada y de educación extrema y coercitiva, desde luego y por más horrible que se entienda la medida de eventual exterminio que arrojaría un genocidio del que nadie con sentido común pudiera justificar, ya está aplicando semejante esquema de control punitivo sanitario y con la posibilidad de completar el mismo, confinanando a largo plazo, a los probables 100 millones de infectados y portadores activos que se tiene como escenario fijo y hasta que se tenga una solución final.

Estamos hablando, de que las autoridades sanitarias chinas han decidido cortar por lo sano y por lo visto, decididas a eliminar físicamente a 100 millones de personas y con miras de salvar definitivamente a otros 900 millones, que jamás podrían ser contagiadas. Ni que decir, que solo en una nación con estructura totalitaria de tal nivel, sería que, en algún momento, lo que ahora se entiende como un ensayo de riesgo para una decisión radical posterior, se estaría por implementar y al momento que los datos que se acumulan den respuestas de solución radical antivirus de indudable matiz antihumano.

Ya mismo y para no ir muy lejos y no caer en especulaciones insensatas, Hong Kong, que, en una mega urbe en cifras de 2020, de 7.3 millones de personas, está expuesta a que no menos 2.3 millones de su población, puedan y eventualmente, quedar “separadas” del resto de los habitantes y de las propias familias y dentro de una nueva mega urbe de 100 millones de personas y las que nunca podrían salir de sus límites geográficos y físicos.

La probabilidad es tan terrible, que la mayoría de los empresarios extranjeros que han sido enviados por sus compañías a cubrir sus intereses, han empezado a salir apresuradamente, pero con determinado tipo de pausa: Las esposa e hijos primero y un año luego los cabezas de familias que son ejecutivos y ninguno con pretensión de retornar.

Entretanto las esposas y familias de esos ejecutivos, cada dos semanas y ellos mismos, deben ir a vacunarse a los centros de control y quien no cumpla cae preso de inmediato. Situación que a estado generando un estado de angustia y conflictos emocionales y mentales, que sencillamente, psicólogos y psiquiatras y todo tipo de expertos de la conducta humana, no dan abasto para atender el nivel de demanda y ya conociéndose, que los niveles de consumo e ingesta de alcohol han empezado a mostrar una tendencia preocupante y casi de epidemia colateral.

Traer a colación esta situación y en una nación como Republica Dominicana, a la que su gobierno a expuesto a un serio nivel de contagio y  en razón de suspender unilateralmente, todas las medidas de restricción y control sanitarios y comenzando, porque el presidente Luis Abinader es el primero en mostrarse en público sin mascarilla, enviando de ese modo un inquietante meta mensaje de tono hasta lúgubre y por la probabilidad, de que al 28 de este mes, la eliminación de las medidas sanitarias impulsen un aumento de los infectados por el covid-19 y que de darse y que es lo que los expertos creen, genere un panorama de terror inducido dentro de una población, que ahora que no hay restricciones, entonces es que la gente ha hecho conciencia del grave problema que de pronto se le viene encima.

Obligando de ese modo, a que, viendo el espejo chino, nos demos cuenta, de que estos no son tiempos para frivolidades de ninguna especie. Y menos en materia de enfrentar al coronavirus, que ya no es aquel de la primera ola, sin variantes, sino que ahora es el mismo, pero evolucionando a peor con nuevas y terribles variables o variantes y de la que solo una de ellas, la ómicron, ya tiene cuatro nuevas.

Pero el genio que le recomendó a Abinader eliminar todas las restricciones, parece que no tiene idea de lo que está ocurriendo en China y que nos permitimos hacer público, a la vez que hay que darle gracias a Dios, de que en las instituciones oficiales de Salud, han puesto el grito en el cielo y pidiendo prudencia, ante lo que por lo visto, a nivel dominicano, es una muy seria amenaza contra la salud de la misma nación y de ahí las objeciones de los colegios, médico, de Infectólogos y sanitarios en sentido general, de que todo el mundo tome sus precauciones y ante lo que parece un serio estallido de irresponsabilidad gubernamental al más alto nivel.  

Dejamos pues en expectativa, que se entienda, que, en China Popular, no solo es obligatorio vacunarse contra el covid-19, sino que se estudia y sin importar si son chinos o extranjeros, el confinamiento de 100 millones de infectados y propagadores activos del virus y para que se entienda, que el problema hay que tratarlo con seriedad y sentido común y mucho más desde el ámbito gubernamental, donde esperamos que la responsabilidad se imponga. (DAG)