En España, el sector “progresista” del sector mediático le da la victoria al PSOE, hunde en el desconcierto al PP, atrasa el camino ascendente de VOX y al final, la partidocracia se fortalece y para temor de una Corona más débil que nunca

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Ciertamente, que, en realidad, todo se trata de un monstruoso chantaje de la partidocracia española contra su electorado. Pues se supone que el partido que individualmente obtiene más votos es el que gana el derecho a formar gobierno, pero en el corrupto sistema político español no es así. El que gana la mayoría, no decididamente es el triunfador y si el otro que a pura marrulla logra que otros partidos le presten votos.

En este sentido y después que el potencialmente reelecto presidente Pedro Sánchez y gracias a la fusión de partidos y banderías que le acompañan, más la realidad de su poder de persuasión personal y también carisma, logró lo que se creía imposible frente a un panorama de derrota electoral que se le suponía y ganar las elecciones por la cesión de votos de terceros, en tanto su principal contendor, Alberto Núñez Feijóo, experimenta una impensable derrota y en cierto modo humillante y al ver que no supo adelantarse a la situación contraria que le pudiera sobrevenir.

Entonces y definitivamente hay que entender, que el gran esfuerzo de Sánchez fue posible, gracias a que supo aprovechar la peligrosa fisura que el ala conservadora de la política española y en la persona de Núñez Feijóo hiciera y al pretender separarse del segundo partido conservador, VOX y lo que ciertamente generó un muy serio desconcierto entre los seguidores y simpatizantes del Partido Popular y aliados.

Núñez Feijóo, hizo aquello que los manuales de la política prohíben: Dividir fuerzas dentro de su propio segmento de votantes duros y para cometer el desatino de hacerse grato a su principal rival, el PSOE. El resultado entonces no podía ser otro que el que ya acaba de ocurrir.

Ahora este señor va a empezar a ver y caminar su declive y por la determinante razón, de que el líder de VOX, Santiago Abascal, ha quedado libre de ataduras y para realizar lo que ahora nada le impide que lo haga: Desplazar al líder del PP y, además, haciendo todo lo necesario para imponérsele al mismo primer partido conservador y no obstante que por la torpeza del líder popular, Vox perdiera una inquietante cantidad de diputaciones, que en este escenario, le reducen sus posibilidades de ser ahora parte de gobierno.

Concomitantemente y dentro del universo de la partidocracia española, es indudable que los siete millones y pico de votos que Sánchez arrastró a su favor, no sólo y en apariencias lo legitima en sus políticas, sino que, al mismo tiempo y de cara al exterior, ya es evidente que España, también tiene fuertes grupos políticos radicalizados de izquierda y nacionalistas rabiosos, sino lo obvio, que políticamente, es una nación de políticas de izquierda o como se la disfraza ahora con la etiqueta de “progresistas”.

En este aspecto, tanto en Bruselas (UE) como en el resto del planeta, pero en particular en el continente americano, las variables partidocráticas que en la mayoría de sus países domina, estás se verán legitimadas y, por lo tanto, con el ímpetu suficiente para “hermanarse” más con el PSOE.

También hay que ver, que el nuevo gobierno que previsiblemente encabezará Sánchez y mucho más si se entiende que podrían tener un fuerte contrapeso de los partidos catalanes, que han surgido fortalecidos de la contienda electoral y a los que veremos en apariencias más colaboradores de lo que podría pensarse. El PSOE, su mayor peligro lo tendrá en SUMAR y sus 13 mini partidos “hermanos” con cara y cuerpo del fracasado PODEMOS, que, de seguro, serán la piedra en el zapato, para un Sánchez, que nunca podrá entender a la comunista que preside el grupo, como si esta se comportará realmente como una aliada de fiar o como una especie de gladiadora que no le hará fácil su nueva etapa como gobernante y si es que esta finalmente se da.

Efectivamente y por lo que Yolanda Díaz dijo en sus primeras palabras celebrando su “triunfo”, dejó claro que Sánchez deberá tratarla como si se tratara de su mayor socia y lo que a razonamiento a contrario, indica que hará una oposición latente y la que de seguro y si Sánchez finalmente se reelige, bien que su primera respuesta sería desplazarla de la posición ministerial que hasta ahora está ocupando.

Mientras tanto y después de recoger el golpe, Núñez Feijóo reclama, que como su partido sacó individualmente más votos que el de Sánchez, le correspondería formar gobierno y lo que, en un sistema presidencialista puede ser válido, pero no en uno parlamentario, en el que lo correcto sea que el grupo ideológico más votado sea quien constituya gobierno y sin importarle que sus seguidores hubiesen tenido una libertad de escogencia diferente.

Ahora mismo y esto hay que puntualizarlo, no creemos que la pretensión del líder de los populares pueda salir a camino. Es posible que haya escaramuzas, cómo también es más que posible, que en algún momento Sánchez apele al apoyo de Núñez Feijóo y habiéndose visto que los partidos catalanes han expresado por medio de su liderato común, que venderán caro sus apoyos a Sánchez para hacerle presidente de gobierno y lo que también significa, que en algún momento pudieran correr paralelos o “muy cercanos” al PP en determinadas políticas de Estado.

Existe también un escenario casi surrealista y aplicado a la política dominicana, de que, en este país, los partidos que se disputan el control de la partidocracia, que hasta ahora y frágilmente tiene bajo cierto control el PRM, pudieran considerar que el escenario español pudiera calcarse, cuando a nuestro modo de ver no es lo mismo, pues en España, la partidocracia se mueve en función de ideología y pactos y en la política dominicana, la partidocracia lo hace aumentando o manipulando los niveles de la corrupción política e imponiéndose en base al pandillerismo político y social.

Otra diferencia, es que en este país no existen lideratos políticos ciertos y de los que se pueda entender que disponen de una genuina aceptación popular y menos cuando el caudillismo tradicional, ahora redivivo, es el sello indeleble del actual liderato colectivo nacional.

También hay otro aspecto que no se puede perder de vista: Que aquí, la clase gobernante realmente no funciona como tal y sí como un grupo de tenderos dueños de la economía y las finanzas y los que anteponen sus intereses a los de la nación y que es la razón, por la cual, los dominicanos no conocemos de una genuina y continua y siempre dinámica y cambiante política de Estado.

Solo hay que ver, que el periodismo libre y profesional no existe, sí hay poquísimas excepciones, pero el entramado mediático que controlan los barones mediáticos no facilita y junto a la falta de responsabilidad cívica y política ciudadana y su enorme pasión como clase media depredadora, no da espacio para que realmente haya ciudadanos y sí lo lastimoso, de un conjunto de súbditos de sus miserias y ambiciones, fácilmente manipulables y enormemente esclavos de sus debilidades y sentidos. Y de este modo, no existe una clase gobernante propiamente y por eso, el fenómeno español y aunque se lo parezca, aquí no es repetible.

Volviendo pues a la península ibérica, tenemos, que, en España, el sector “progresista” del sector mediático le da la victoria al PSOE, hunde en el desconcierto al PP, atrasa el camino ascendente de VOX y al final, la partidocracia se fortalece y para temor de una Corona más débil que nunca. (DAG) 24.07.2023