En Punta Cana, desde Verón a Cap Cana y pasando por Barceló, se requiere un gran hospital para una población que pasa de las cien mil personas

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En los últimos veinte años, el crecimiento de la zona Este desde Verón, Barceló, Punta Cana y Cap Cana ha pasado de 45 mil personas a más de 150 mil y creciendo y con una actividad económica que arrastra 50 mil trabajadores en hoteles y labores domésticas en residenciales y 25 mil obreros en la construcción y no hay un hospital importante por el que se pueda decir que el que se requiere, de no menos 300 camas, de visus de que se está construyendo.

Es al contrario, el Estado construye uno desde hace cuatro años y que más parece una policlínica con 52 camas y los cuatro centros médicos privados no tienen ni 300 camas en total y los servicios médicos se han disparado a un nivel por el que no menos 10 mil personas diariamente los visitan en busca de médicos, urgencias y especialistas, mientras los ayuntamientos respectivos no han sido capaces de crear , por lo menos, un gran cementerio y lo que obliga que la gente haya de ser enterrada a cien y doscientos kilómetros de donde residen y en otras ciudades.

Los cuatro multimillonarios dueños de los cuatro centros médicos, que cada día se hacen más ricos, no hacen nada por mejorar los servicios y no pagan lo correcto para que todo el personal, médico, paramédico, enfermería y laboratorios, cirujanos y especialistas dispongan de ingresos correctos y sin ningún tipo de garantía laboral y el paciente que no tiene seguro no es atendido.

Sencillamente, la explotación laboral es tal, que quien no trabaja no cobra. Es decir, el que se enfermó se va a su casa a tratar de sanarse, pero sabiendo que en esos días no tiene ingresos y lo mismo va para todos los demás tipos de trabajos que reconoce el inoperante ministerio de Trabajo.

Trabajo y los hoteleros incentivan la prostitución sexual turística y el tráfico de drogas se incentiva cada vez y la mayoría de los jóvenes ya saben, que si no se prostituyen no logran llegar al fin del día.

Sin embargo, los ricos y millonarios en sus villas de lujo y con playas privadas, lo tienen todo y peor, discriminan a las personas pobres, al tiempo que muchos de ellos fomentan un cierto tipo de prostitución “marítima” a la que la policía turística cierra los ojos, mientras sus jefes logran habitaciones en los hoteles de gratis.

Se requiere con urgencia que el gobierno, busque las vías de como rescatar a la población trabajadora que está al margen del Código de Trabajo y que haga que la empleomanía medica en los cuatro centros médicos privados tengan ingresos justos y correctos y lo importante, que por lo menos, construya un gran cementerio para no menos diez mil ocupantes.

Además, la prensa libre no existe, solo la que es propiedad de los grupos económicos hoteleros. Hasta los curas católicos son pagados por los grupos económicos locales e incluido casa, vehículo y arma de fuego y cuando un cura cundango es víctima de algún atropello, también tienen que salir a protegerlos. (DAG-OJO)