Los datos de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, hablan de 5.4 millones de ciudadanos venezolanos refugiados y/o desplazados y de 800,000 solicitantes de asilo político. Esa es la magnitud del resultado del desastre económico y social que el chavismo ha supuesto para ese país. “Esta se ha convertido en una de las principales crisis de desplazamiento del mundo.” Frase literal de la página oficial de esta agencia de las Naciones Unidas.
Pues bien, ACNUR organiza una exposición fotográfica sobre los venezolanos en el país en un centro comercial. Pero la cancela (a eso se le llama censura) porque un grupo que se denomina No Tenemos Miedo RD amenaza por redes, con boicotear la muestra y “advierte” a los fotógrafos participantes. Por su parte, el centro comercial, al enterarse de las amenazas dispone reforzar la seguridad. (Conclusión: desplazados, emigrantes, cuando necesiten ayuda vayan a un centro comercial. Les protegerán mejor.)
Estos boicoteadores -asumiendo que sean al menos dos-se definen como nacionalistas y critican políticas que favorezcan a los migrantes, especialmente si son haitianos. Los venezolanos, por el otro lado del espectro, tienen en contra a los chavistas locales y furibundos que consideran a los que tratan de sobrevivir, traidores a la gloriosa revolución.
Así, entre los que irracionalmente defienden la revolución bolivariana (irracionalmente porque nadie que lo piense dos veces puede desearla para sí mismo) y los ultranacionalistas que no quieren que “mancillen” el suelo patrio, los desplazados venezolanos tienen solo el apoyo de lo que antes se llamaba la masa silente. Que no hacemos tanto ruido, pero somos bastantes más. Por: Inés Aizpún [Diario Libre]
