Es probable que todo no ande bien, como es posible que las autoridades tratan de hacer lo mejor, pero es significativo, que, en materia de gobernabilidad, los ciudadanos no ponemos nuestra parte

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Es muy fácil y según cada uno se encuentre en una parte del arcoíris político y social, que los mismos hechos sean entendidos de manera diferente y mucho más si en ello está en juego la pasión personal o el radicalismo político que siempre acompaña a aquellos que entienden que lo saben todo o que su verdad es la única que debería tenerse en cuenta.

Igualmente, es razonablemente perturbador, como lo peor del periodismo criollo en materia de inconductas personales, baja calidad profesional y fuerte analfabetismo funcional, sea la piedra de toque del actual desorden en materia de libertinaje inducido desde las redes sociales, en las que sus diversas plataformas son un dechado de irresponsabilidad social y política y resentimientos extremadamente desvergonzados.

Concomitantemente, se nota, que, como respuesta a tanta anarquía mediática, la población es bombardeada con todo tipo de inconductas y las que son recomendadas desde los medios digitales en las redes sociales, para difamar, injuriar, descalificar y llenar de odio a la mayor cantidad de ciudadanos.

En consecuencia, que por un lado se muestren radicalismos de inconductas marcadas por parte del grueso de la población juvenil con sus teteos o botellones en plenas calles y en particular en la 42 de Cristo Rey o en otras similares en ciudades como San Pedro de Macorís, parecería, que de pronto los dominicanos nos encontramos ante una explosión de doble moral y ausencia de educación moral y cívica, que no tiene punto de comparación.

Si no, solo hay que ver como efectivos policiales se comportan como asaltantes de caminos dispuestos a todo con tal de humillar a ciudadanos indefensos, a los que tratan como delincuentes, abusando de ellos en su integridad física y como ocurrió recién con un miembros del ministerio público, quien por negra, joven y “no vestir con la ropa apropiada de una fiscal”, abusaron de sus derechos y hasta meterla presa y que es la “conducta normal” de todo ese bandolerismo que se ha aposentado en la uniformada y del que nada hace la dirección policial para corregirlo.

O lo otro tan indignante, de oficiales policiales y como un coronel recién descubierto in fraganti,  deteniendo jóvenes “porque tenían mucho cabello” y a los que arbitrariamente dispuso que barberos coaccionados los raparan al completo, para que entonces todos nos demos cuenta, de que poco a poco nos dirigimos como colectividad, sino como nación, hacia un verdadero callejón sin salida, por el que a gritos, todo un sector de radicales clama por la instauración de un dictadura castrense y a propósito de la manifiesta inconformidad de muchos, por lo que entienden acciones inapropiadas del gobierno que termina el 16 de agosto de 2024.

Sin embargo, la realidad también nos habla, de que la autoridad nacional y en la persona del presidente Luis Abinader y en una acción y actitud personal de entrega cívica a favor de la nación y dentro del maremágnun que toda sociedad en conflicto consigo misma arrastra, es un presidente, que partiendo de su buena fe, trata de hacer lo mejor dentro de este ambiente tan torcido de apetencias y ambiciones inacabables y las que lamentablemente, tienen de incentivo, las inconductas arbitrarias de tantos funcionarios a nivel de los tres poderes del Estado y de telón de fondo, un partido oficial, al que de pronto le ha entrado una fuerte ansiedad por querer continuar en el poder y por lo que se ve, sin importarle cometer la peor de las tropelías.

Paralelamente y de lejos, se observa a la oligarquía, los grupos económicos y esa burguesía que no se sacia nunca, tratando de pescar en río revuelto, comprando voluntades a diestra y la siniestra e incentivando determinados niveles de corrupción a gran escala que sonrojan el alma nacional.

Cuando todo este panorama se advierte a profundidad, realmente, lo que queda, es preguntarse el cómo es posible que este país no se ha hundido en la ingobernabilidad más profunda y que el correcto sentido de patria, todavía esté en pie.

Por ejemplo, si Francia hoy se encuentra desde hace cinco días con lo más parecido a una revuelta social que va camino a una guerra civil o un intermedio de afectación grosera de la paz pública, se debe fundamentalmente a tres puntos: La falta de sentido de firmeza de su gobierno prohijado por la gran banca; la crisis de valores morales que ha impulsado a una parte de la sociedad a luchar contra sí misma y con el pretexto de que de 68 millones de habitantes, 20 millones son ciudadanos franceses que se sienten marginados e hijos de inmigrantes africanos o árabes; y tercero, por la ausencia de controles mediáticos en razón de la mala creencia, de que todo podía serle permitido a los mass media y a las plataformas en internet y por más excesos que cometan contra el orden social, al que por lo visto, son los primeros en querer  destruirlo desde adentro.

Al tiempo, que la deserción en cuanto a responsabilidades cívicas de las familias francesas, ha dado como resultado este grave escape de irresponsabilidad moral que ahora se observa en el bandolerismo  criminal que desde las redes sociales y plataformas en internet, ha generado una demostración grave de que los padres de familias no han sido todo los responsables en la conducción y vigilancia de sus hijos y que unido a la otra grave deserción de la escuela francesa, tiene ahora a Francia, prácticamente de rodillas.

Los dominicanos, deberíamos vernos en el espejo francés, pues hacia allí parecería que vamos. A la fecha, la escuela y sus docentes criollos han sido una grave muestra de fracaso en materia de responsabilidad social y cívica, la población joven cada día se muestra rebelde a las normas cívicas y sociales más elementales y teniendo de muestra el desorden amoral en esa radio “a lo que quiera mi bon”, que a lo alofoque está destrozando el alma nacional y que es patrocinada por la corrupta y corruptora clase política, que indiferentes sus miembros y patrocinadores, por lo visto, poco le importa que la criminalidad juvenil aumente a niveles inquietantes, mientras la criminal del sicariato, la droga, el lavado de activos y la contracultura estadounidense del crimen importado vía los dominicanyorks y que de plano, tiene en la policía su mayor aliado.

Cierto que todavía falta, pero poco, para vernos repetidos en la anarquía francesa, pero si no se da la necesaria reforma moral para frenar las inconductas que nos ahogan, llegará un día que todo implosionará y cuando suceda, la bota dura y desenfrenada impondrá una corrección a la brava, de la que muchos no podrán arrepentirse y por ser sus verdaderos autores y como esa partida de dirigentes políticos que nos gastamos y quienes ahora, hasta han logrado que la Junta Central Electoral les legalice y legitime sus terribles malas prácticas de negación absoluta de la libertad de escogencia electoral, tanto para designar autoridades y candidaturas partidarias como para ir a unas elecciones  de pura mascarada y fraude colosal, en contra de los ciudadanos electores.

Así decimos, que es probable que todo no ande bien, como es posible que las autoridades tratan de hacer lo mejor, pero es significativo, que, en materia de gobernabilidad, los ciudadanos no ponemos nuestra parte. Con Dios. (DAG) 01.07.2023