Parecería, que pocos directores de medios tradicionales o digitales han caído en cuenta del peligroso sesgo que está tomando la publicidad comercial a través de agencias publicitarias que no toman en cuenta la idiosincrasia nacional y para propagar cierta publicidad tendenciosa que subliminalmente afecta las costumbres de hogar y de educación domestica de una gran mayoría de jóvenes de ambos sexos.
Y lo que se nota, en esa promiscuidad consciente que los estrategas publicitarios le imprimen a sus campañas de desvalorización sistemática de la mujer como de la unidad familiar natural y ni hablar de la desnaturalización de la naturaleza sexual de cada quien y que es el resultado del por qué y como se denunció ayer en el matutino centenario capitaleño, tantos estudiantes universitarios se prostituyen física y emocionalmente y por vía de contactos digitales en determinadas plataformas por internet.
Desde luego, para nada abogamos a que se tenga una perspectiva ominosa sobre las redes sociales o los contactos personales por vía digital desde el ámbito privado, pero, desde el momento que observamos, que todo nace de esa profusa publicidad negacionista de la decencia y de las buenas costumbres, creemos que a la asociación de publicitarias hay que recordarles su obligación de respetar un código moral y ético a favor de la sociedad.
¿Quién debería motorizar esta iniciativa?, por lo menos, los ministerios de Cultura, Educación y el de la Presidencia de la República y junto a las iglesias y es que por lo que se está viendo de continuo, parecería que las agencias publicitarias y sus creativos, estuvieran decididos a distorsionar la realidad natural de vida, de una nación, a la que esas publicitarias quieren afectar con la terrible inversión de valores morales que fomentan. (OJO)
