La banca de EE UU intenta pasar página, pero el riesgo de quiebras no ha desaparecido

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La banca regional estadounidense ha dado tregua esta semana a los inversores. Incluso ha cedido el puesto de principal foco de nerviosismo a la posibilidad de impago del gobierno federal de EE UU. Las negociaciones entre republicanos y demócratas para cerrar a tiempo un aumento del techo de gasto están de momento bloqueadas, pero pese a las declaraciones alarmistas, siempre queda la expectativa de acuerdo en el último minuto, como tantas otras veces. Con la banca regional de EE UU la situación es diferente y pese a la calma de las últimas sesiones, el daño en la economía del país y en el ánimo de los inversores se adivina más profundo.

Jamie Dimon, el presidente de JP Morgan y gran rescatador del sistema después de la adquisición de First Republic, reconocía esta semana que “tendremos que asumir que habrá algo más” en la crisis bancaria regional, pese a señalar también que los bancos regionales “son bastantes fuertes”. Ese “algo más” es la aceptación resignada de que el efecto acumulado de las rápidas alzas de los tipos de interés va a seguir causando daños en las entidades financieras, después de que hayan caído ya tres bancos regionales estadounidenses en el plazo de dos meses. “Los tipos altos son un problema y podría haber más quiebras bancarias”, advierte Chriss Iggo, director de inversiones de la gestora AXA Investment Managers. Así, el aumento del precio del dinero no solo tiene el efecto adverso en la banca de restringir el crédito y causar más impagos sino que se está convirtiendo en causa de la mudanza del dinero en depósitos hacia fondos del mercado monetario, con rentabilidades superiores a medida que suben los tipos de interés.

Los datos recogidos por la Reserva Federal muestran que la base de depósitos de la banca comercial de EE UU ha descendido en más de 600.000 millones de euros en 2023, de los que alrededor de la mitad corresponderían a entidades pequeñas. Iggo explica que el movimiento de traslado desde los depósitos a los fondos monetarios continúa y señala que estos han atraído otros 47.000 millones de dólares más en la primera semana de mayo. “Los tipos a corto plazo seguirán siendo más altos que la mayoría de los tipos de depósito disponibles en los bancos regionales. Como consecuencia, el dinero podría seguir abandonando las cuentas bancarias en favor de los fondos del mercado monetario”, añade.

El bróker Charles Schawb, que semanas atrás también estuvo en el epicentro de las ventas en Bolsa, comunicó este viernes que el total de activos gestionados de clientes había ascendido en abril a los 13.600 millones de dólares, con lo que las retiradas de dinero se han ralentizado por tercer mes consecutivo. De ese total, unos 6.300 millones de dólares se destinaron a fondos monetarios. La noticia más negativa en esta semana estuvo en el anuncio hecho el jueves por PacWest, que reconoció una pérdida de depósitos del 10% en la primera semana de mayo, lo que provocó un nuevo descalabro de sus acciones.

Para Silvia Dall’Angelo, economista senior de Federated Hermes, “el reciente episodio de tensión en el sector bancario parece haber dejado una huella permanente”. La semana se cierra con un balance bursátil menos pesimista para el castigado sector bancario de EE UU, si bien se mantiene el temor a una recesión leve en EE UU, desencadenada en gran medida por una restricción del crédito que justo está agravando el colapso de la banca regional del país. “La tensión bancaria se suma al endurecimiento de las condiciones financieras ya en marcha debido a catorce meses de subidas de tipos. Ahora está claro que los riesgos de accidentes en los mercados financieros han aumentado a medida que el entorno ha pasado de unas condiciones monetarias extremadamente acomodaticias a otras algo restrictivas”, añade Dall’Angelo.

Por lo pronto, PacWest ya ha anunciado un recorte del dividendo trimestral de 0,25 a 0,01 dólares, una medida que Goldman Sachs no prevé se generalice en el sector. “Si bien hay aún mucha incertidumbre, pensamos que los dividendos de los bancos regionales están seguros”, señala el gigante estadounidense. Aunque el sector tiene por delante una etapa de mayor desafío en lo económico, con el riesgo de recesión, y en lo regulatorio, con las mayores exigencias de capital y liquidez que se espera terminen por aplicarse a los bancos pequeños y medianos de EE UU.

El índice bancario estadounidense, en mínimos de 2020

El índice bancario KBW, que incluye a entidades financieras grandes y pequeñas de EE UU, ha cerrado la semana con un nuevo descenso, aunque mucho más leve que en semanas anteriores. Sí acusa un derrumbe cercano al 30% en lo que va de año, que lo ha devuelto a mínimos de septiembre de 2020. La actual crisis bancaria del país ha sepultado toda la ventaja bursátil que había sacado el sector con las alzas de tipos de interés.

La evolución en Bolsa de la banca de EE UU en los dos últimos meses, desde la quiebra de Silicon Valley Bank, contrasta con la mayor fortaleza que muestran las cotizaciones de los bancos europeos, en mejor posición de capital y liquidez. Así, el índice bancario del Stoxx 600 logra un avance cercano al 7% en lo que va de año. Por: Nuria Salobral [Cinco Días]