La gran escapada

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A la redacción de DL llegaba hace unas semanas un dato: todos los colectores de los puertos dominicanos iban a ser cambiados.  “Rutina, es algo normal. Procedimiento interno acostumbrado, rotaciones” decía el informante. En esos días publicábamos acerca de los problemillas de los comercios de empresarios chinos, que según calculan algunos bien informados, podrían suponer hasta 30,000 millones de pesos al año dejados de pagar al Estado dominicano. ¿Tendría algo que ver?

Se llamó a la Dirección General de Aduanas para confirmar tales cambios, pero la información fue tajantemente desmentida.  Y ese tema quedó fuera de agenda.

Días después, un robo en el puerto de Haina daba para una película. Locación, guion, actores protagonistas y secundarios y crew totalmente locales. Sirve para desgravar.

375 toneladas métricas de harina de soja no se esconden en cualquier almacén, así que los cerebros de la operación debían tener calculado al milímetro cómo disponer (camiones, rutas, destinos) semejante cargamento. 250,000 dólares de pérdida para los dueños de la mercancía resultan, si usted viene a ver, hasta poco dinero para semejante volumen, tan aparatoso de entender.

Cualquiera se imagina a los conductores de esos camiones volando por las autopistas de salida, circunvalaciones nuevas y viejas, peajes y carreteras cercanas. Probablemente haciendo sonar las bocinas para apartar a cualquier incauto que osara interponerse en su camino, usando el carril incorrecto, atropellando a todo lo atropellable.

O sea, manejando normal para no despertar sospechas.

Hipótesis infundadas para todos los gustos: “Esa harina hace rato que está en Haití”. “Era un plan para calentar a algún funcionario molesto antes del 27 de febrero.” “Es un truco para cobrar el seguro.”

Las investigaciones continúan, habrá una segunda parte. Por: Inés Aizpún [Diario LIbre]