La mentirosa historieta de Franjul sobre presunto atentado contra Balaguer y previo a la fracasada invasión de Caamaño (“compañero Román”) por playa Caracoles

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A este día, el director del matutino centenario capitaleño, el mentiroso de Miguel Franjul, publica un suelto en el periódico que dirige, mediante el cual, pretende crear una narrativa sobre un hecho histórico y en base a una especulación torcida, que, al desconocedor de aquel suceso, fácilmente que podría agarrarle de tonto útil.

En síntesis, el periodista mencionado, dice, que cuando “Caamaño llegó había plan para aniquilar a Balaguer” y lo que rotundamente no fue así.

El dos de febrero de 1973, un grupo de expedicionarios preparados y armados en Cuba y enviados desde allí en un carguero que los desembarcó en alta mar a tres millas de la costa sur dominicana y esto, porque la lancha en la que finalmente llegarían estaba en el citado carguero, arribaron en plan de establecer una guerra de guerrillas con el propósito de derrocar el régimen constitucional que presidía Joaquín Balaguer y establecer un gobierno provisional que de triunfar, aparentemente presidiría el expresidente Juan Bosch.

Siete días antes de la ocurrencia, en un periódico vespertino de circulación nacional, se publicó una secuencia grafica titulada “el hombre viene” en la que cada día se publicaba la foto, de, primero una gorra militar y sucesivamente, algún otro artículo y de una indumentaria, que al final resultó ser el uniforme de un guerrillero. Para la última descripción, el titular cambió y al críptico de: “Llegó el hombre”.

Anteriormente y a raíz del sangriento encuentro de cuatro guerrilleros que entraron al país clandestinamente desde Cuba y quienes, preparados allí, vinieron con el solo objeto de preparar la avanzada de la guerrilla de Román, pero siendo localizados por los servicios de seguridad, quienes finalmente los ubicaron en una cueva en la periferia sureste capitaleña en la que se libró un fuerte combate entre ellos y un contingente de tropas regulares.

Aquellos guerrilleros, que respondían al nombre de “Los Palmeros”, grupo que fue fundado por el desertor militar Francisco Caamaño Deñó en diciembre de 1967 y al momento de Román estarse preparando para venir con una guerrilla y que murieron en recio combate el 12 de enero de 1972 y quienes a su vez tenían de enlace al agente comunista y editor, Manuel Salvador Cocco Guerrero, quien estuvo con ellos en la cueva ya citada media hora antes del choque armado.

Fue posterior al trágico sucedo del 12 de enero, que Miguel Cocco ideó la idea de atentar contra Balaguer y “en venganza por la matanza de los muchachos” y para ello preparó un grupo terrorista que se suponía colocaría un fuerte explosivo en la alcantarilla inmediata, antes de la esquina de las calles formadas por la Máximo Gómez y César Nicolás Penson, por la que todos los días circulaba la caravana presidencial y al partir Balaguer de su hogar, una casa antes de la citada esquina.

El complot fracasó, porque tan pronto Juan Bosch se enteró del mismo, alarmado, fue donde Miguel Cocco, con quien solía reunirse todos los días en la oficina del editor y para disuadirle y con el argumento, de que, si lo hacía y fracasaba, el gobierno los eliminaría a todos y comenzando por el propio Bosch, tres días duró el expresidente queriendo disuadir a Miguel Cocco y hasta lograrlo.

Hasta donde conocemos, no hubo ningún otro intento de magnicidio, por lo que cuando Román y sus guerrilleros llegaron a Playa Caracoles y se adentraron hacia las montañas en el centro del país, su realidad era, que quienes tenían de avanzada ya habían muerto en el encuentro armado en la capital nacional y también, que aquellos habían fracasado tratando de reunir simpatizantes que pudieran ser parte de la guerrilla de Román cuando llegaran. Simpatizantes que nunca concurrieron.

Román desembarcó el 3 de febrero a unos 2 kilómetros hacia el oeste de la playa Las Charcas en Azua en el barco “Black Jack” y casi de inmediato, la ocurrencia se hizo rumor público. Para la noche del día 4, Balaguer habló desde su despacho en el Palacio Nacional y enterando a la nación del suceso, al tiempo de anunciar el operativo militar que ya estaba en marcha.

Balaguer fue determinante: “A mi me podrán temblar las manos por la edad, pero no por mi determinación de defender la patria”, dijo y ante una concurrencia casi intima de funcionarios y siendo el único periodista presente, Daniel Adriano Gómez, quien estuvo allí en su condición de periodista y colaborador de Balaguer.

También se dieron cita al final del discurso, los ministros seguidores de Bosch, Brea Peña y Martínez Francisco, que concurrieron en representación de Bosch, a testimoniar su “lealtad y apoyo” al presidente y que para Bosch era muy importante esa presencia y mensaje y con fines de que Balaguer entendiera, que él -Bosch- no formaba parte de la trama guerrillera castrista.

Franjul y en su historieta, narró sobre un supuesto plan “águila feliz”, mediante el cual unos supuestos conjurados civiles y militares -que de cobarde no menciona ni identifica- conspiraban para matar a Balaguer. Hasta ahora y sobre este particular no hay evidencia concreta de tal hecho y como si hay, de que los principales directores de periódicos y con la excepción de Ornes Coiscou y con reporteros al estilo de Franjul, todos estaban de acuerdo con favorecer el derrocamiento de Balaguer y cualquier tipo de accionar desestabilizador.

De los guerrilleros de Román, solo uno no estuvo en el teatro de operaciones en que fueron atrapados y muertos uno que otro e incluido Román a quien se le impuso un consejo de guerra militar por su vieja condición de haber sido un militar de carrera originada en el 1950 y gracias a su padre, importante y recio general trujillista de significativo ejercicio cuartelario y siendo Román fusilado en el acto.

El que sobrevivió, fue el técnico en telecomunicaciones y militante del 14 de Junio, Toribio Peña Jaquez y luego de que el día 2 zozobra el bote de goma en el que llegó junto a otros como avanzada de la expedición y quien, al quedar solo, entendió que debía salvar su vida y como en efecto hiciera y siendo atrapado luego a la altura de la ciudad de Villa Altagracia, que está a 32 kilómetros de la capital nacional. Su rastro se ha perdido entre las brumas del rumor y que sepamos, muriendo años luego en santa paz.

Hasta aquí y por ahora, la réplica a la mentirosa historieta de Franjul sobre un presunto atentado contra Balaguer y previo a la fracasada invasión de Caamaño (“compañero Román”) por playa Caracoles. (DAG-OJO)