La nación poco a poco está siendo fracturada por sus peores hijos y dentro de una espiral de odio racial anti haitiano y como nunca había ocurrido y de ñapa…

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Durante los años de la primera República, 1844-1865, y no obstante las terribles guerrillas escenificadas entre haitianos y dominicanos por el dominio de la isla y la concreción de sus respectivas independencias y vigencias nacionales, los ciudadanos de los dos países y en aquel lapso tan perturbador de nuestra historia siempre mostraron un criterio objetivo respecto a saber aislar los hechos comunes de guerras sin malquistar o dañar el sentimiento común de pueblos hermanos.

Vino la segunda República (1911-1924) y todavía existían animosidades manejadas e incentivadas por las clases intelectuales y políticas de los dos países, pero nunca y de una manera determinante, animosidades irreparables entre los dos pueblos haitiano y dominicano, pretendiendo que el componente humano se tuviera un odio visceral común.

Al contrario, mientras los políticos guerreaban y sus intelectuales incentivaban divisionismo estériles que nunca pasaron de ser domésticos y para nada de Estado y tanto así, que cuando se gestaba la separación dominicana de Haití y con el propósito de concretar la independencia política y soberanía de los territorios de la parte oriental de la isla, no en una sino en varias ocasiones, gobiernos haitianos fueron aliados y ayudaron para que República Dominicana no fuera anexada a “la madre patria” y el gobierno del general Guillaume Fabre Nicolas Geffrard (1859-1867) fue el más destacado y al facilitar armas y efectivos al abogado y prócer, Francisco del Rosario Sánchez, para que iniciara la oposición armada contra la anexión a España y que atrapado, provocó su fusilamiento inmediato por órdenes del presidente Pedro Santana.

La trágica muerte del patricio robusteció los lazos de comprensión y relación de amistad entre los dos pueblos fronterizos e inclusive, contribuyó a que haitianos y dominicanos entendieran los hechos de guerra comunes, como episodios provocados por las potencias coloniales que les habían regido y no porque haitianos y dominicanos los hubiesen prohijado.

Generándose entonces una especie de posición común y con miras de enfrentar a los enemigos comunes que eran las dos potencias coloniales respectivas: Francia y España. Tanto fue esto, que cuando Napoleón invadió la isla para imponer de vuelta la esclavitud en Haití, los habitantes de la parte oriental hicieron causa común contra el galo invasor.

Luego y para el año 1937, ocurrió la única agresión de Estado que Republica Dominicana fuera responsable como nación, pero no porque el pueblo dominicano la hubiese apoyado y como fue el genocidio de cerca de 3 mil haitianos que vivían en el territorio nacional y a los que la burguesía de la época tachaba de invasores a los que había que sacar violentamente del territorio nacional.

Sin embargo, pese a que en este país estaba el gobierno del militar y político, Rafel L. Trujillo y que fuera el gran responsable de aquella lamentable situación, ahora hay que recordar, que gracias a la valentía de la población y su afán humanitario y de celosa amistad, entre 5-15 mil ciudadanos haitianos fueron salvados de morir violentamente y en razón de que miles de dominicanos y espontáneamente, les sacaron clandestinamente hacia su país y unos mil fueron escondidos y protegidos por familias dominicanas en sus fincas y hatos ganaderos y cafeteros.

Hubo entonces un lapso de 24 años a parir del 1937 y la muerte de Trujillo en el 1961 que los haitianos no prefirieron entrar y vivir con regularidad en el territorio nacional y lo que no impidió, que cuando se hizo el primer censo nacional de población y familia, este arrojara 28 mil ciudadanos haitianos registrados con residencia legal y con sus familias y algunos ya ciudadanos nacionalizados dominicanos.

Pero de estos dos hechos, la historiografía dominicana no los registra y debido a al racismo y antihaitianismo de nuestros historiadores, quienes todo el tiempo han preferido hablar sobre hechos de sangre de cuando la primera guerra y las guerras entre las dos naciones.

Por aquella situación, desde junio de 1961 a julio de 1966, familias haitianas empezaron a inmigrar hacia nuestra nación, pero ya para el 15 de julio de 1966, los gobiernos de los presidentes Francois Duvalier y Joaquín Balaguer, firmaron el acuerdo de trabajadores braceros haitianos para trabajar en nuestros campos de caña y generándose el fenómeno migratorio bicultural, que a este día, se registra una inmigración masiva entre 800 mil a un millón de ciudadanos haitianos y muchos de ellos residentes legales y más de 15 mil desde el 1920 nacionalizados dominicanos y quienes en conjunto han producido los nacimientos de no menos medio millón de dominicanos de origen haitiano y los que ahora están siendo groseramente estigmatizados por la ultraderecha racista escondida en el Instituto Duartiano y el grupo político fascista, Fuerza Nacional Progresista y con la falsa pretensión de hacer creer que este país supuestamente está siendo “víctima” de una “invasión” haitiana.

Debido a todo ese odio y sin razón que ha estado avivando esa ultraderecha anti haitiana, al pueblo dominicano se le ha puesto en la disyuntiva de creer o no sobre lo de la supuesta “invasión” y avivado peligrosamente por periodistas y medios de comunicación criollos conformados por negros y mulatos, quienes a su vez quieren hacer creer que el racismo que profesan en su insania mental es el propio de un país de supuestos “afrodescendientes”. Un término, que, en este país de negros, mulatos, mestizos y blancos, nunca había sido utilizado como mecanismo de identificación racial.

Ya se ha visto una fuerte escalada de ese odio insensato, con el anuncio de que la población haitiana quería manifestarse públicamente en defensa de que la comunidad internacional fuera en ayuda de sus instituciones y las rescatara y lo que se quería para este domingo, pero el gobierno nacional se dejó chantajear e impidió otorgar el permiso de lugar y no obstante que el presidente Abinader es el principal abanderado a favor de ir en auxilio de Haití.

El tema ha sido utilizado y para que desde las sucias y mentirosas redes sociales se generaran las mentiras e historietas más disparatadas, fomentando un odio total contra lo haitiano y por lo que parece, con el solo interés de incentivar una guerra fratricida.

Como otros muchos ciudadanos, medios y periodistas, vemos con gran preocupación lo que está ocurriendo en base a predicar un falso patriotismo y tememos, que tarde o más temprano, la locura en gestación provoque una ruptura institucional y de valores en este país y una confrontación innecesaria y abusiva contra nuestro segundo socio comercial en el mundo y sus hijos y que de cara a la comunidad de naciones, sería un muy serio descalabro para nuestras relaciones internacionales al convertirnos en Estado apartheid.

De ahí que expresemos, que esta nación y poco a poco está siendo fracturada por sus peores hijos y dentro de una espiral de odio racial anti haitiano y como nunca había ocurrido y de ñapa, con el sucio interés del Instituto Duartiano, de avivar una guerra racial entre los dos pueblos y el único llamado a detenerla, es el gobierno nacional. Con Dios. (DAG) 10.07.2023