La partidocracia y como mecanismo de destrucción de los medios de comunicación, el empresariado y la moral social es el verdadero y único enemigo de República Dominicana

0
218

Hasta ahora el fenómeno había pasado desapercibido, pero viendo el cómo la política de este país, de trujillista paso a neotrujillista y luego se entronizó como supuesta democracia representativa de grupos de poder y arribistas sociales metidos a políticos; tránsito de voluntades que lleva ya 62 años desde el colapso del trujillato el 19 de noviembre de 1961, se descubre, que ciertamente, al pueblo dominicano un grupito de sectarios le ha arrebatado su condición natural de sociedad libre.

Todo empezó para las elecciones de 1962 donde un ejercicio de fuerzas conservadoras y otras pocas de supuesto aire liberal, decidieron pactar para imponer la legalización de un sistema político que desde entonces fuera impuesto para conculcar el libre albedrío y derecho a decidir su destino político por parte del millón de dominicanos, que con derecho al voto existían en una sociedad de 2.5 millones de dominicanos nacidos en la Era de Trujillo.

Desde esas elecciones del 20 de diciembre de 1962, pero, sobre todo, luego del golpe de Estado militar y civil que  se perpetrara y motivado por el mismo presidente Juan Bosch el 25 de septiembre de 1963, quien en su incapacidad e incompetencia como gobernante proveniente del exilio antitrujillista, entendía que de ese modo y si tenía la suerte de salir con vida, a su debido tiempo podría renacer como el político popular y líder de masas que para las elecciones del 1966, efectivamente renació como jefe partidario y hasta su deserción como jefe político, al renunciar a la presidencia del Partido Revolucionario Dominicano -PRD- el 18 de noviembre de 1963, terminando sus días como ideólogo partidario al frente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y muriendo como presidente honorario el 01 de noviembre de 2001.

En ese lapso de 1963-2001 de 38 años, fue que la pequeña burguesía y los grupos políticos conservadores y seudo liberales, le dieron cuerpo al corruptor sistema político autoritario que los dominicanos tenemos y cuyo fundamento, es que la libertad de escogencia no sea ejercida por los electores y que la decisión de políticas de Estado queda en manos de una partidocracia, que conformada por el pandillerismo político y empresarial, se repartiera el gobierno de la República y como si fuera una venta al mejor postor.

Al darse esta insólita situación de conculcamiento de la soberanía popular en base a gobiernos títeres provenientes de camarillas políticas, que en todos los aspectos se identificaron a favor de EEUU en la terrible lucha ideológica de la Guerra Fría (14 de marzo de 1947 hasta el 20 de diciembre de 1991) que se inició con la derrota nazi en la Segunda Guerra Mundial y la desaparición de la Unión Soviética. En este país, la “democracia representativa” generó en una dictadura partidocrática que hasta ahora ha sabido sostenerse en base al engaño y acoso del pueblo dominicano y el incentivar el afán de lucro desmedido de las fuerzas sociales en función al enriquecimiento ilícito y desproporcionado desde el poder.

Han sido pues, 32 años continuos en los que el pueblo dominicano nunca a conocido el ejercicio real de su propia soberanía como ciudadanos de un país funcionalmente libre, al haber cedido sus atributos de autogobierno, en pandillas políticas de puro lumpen proletario y pequeña burguesía arribista, que, disfrazadas de partidos y organizaciones políticas, ejercen el gobierno continuo de la República.

Cómo partidocracia, su objetivo es la destrucción de los medios independientes de comunicación y de información de masas, la desarticulación de las redes sociales como entes dirigidos a prostituir la opinión ciudadana, desestabilizar al empresariado como elemento de contrapeso frente a las contradicciones sociales y su diabólico objetivo final, de romper con la moral social y como el mayor fundamento para que la dictadura de grupos de poder económico y político sustituyan el libre albedrío ciudadano.

De hacerse conciencia de esta penosa realidad por parte de esa mayoría nacional de jóvenes entre los 18-48 años quienes como parte de los 8.5 millones de dominicanos nacidos a partir de junio de 1961, bien que podría asumirse de que en corto tiempo esta nación pudiera volver a tener control y dominio de su propio destino.

Este análisis político de Estado, que más bien en una reflexión apuntando hacia la conciencia dormida de tantos y ahora esclavizados por las 25 colectividades políticas reconocidas por la Junta Central Electoral y que en gran mayoría funcionan como partidos de alquiler de los cinco principales y cuyo único objetivo es lograr que la juventud haga valer su propia fuerza política institucional y al ser el factor mayoritario dentro de la población y de este modo, que jamás vuelva a darse la payasada casi de tragedia, por medio de la cual, las elecciones del 2020, suspendidas primero en mayo por la JCE y después reanudadas el 05 de julio, facilitó las condiciones para que la influencia estadounidense se hiciera prioritaria al momento de la inauguración del nuevo gobierno en agosto 16 del mismo año.

Por ese peso de decisión estadounidense asumido por la nueva administración del presidente Luis Abinader y su partido, el Revolucionario Moderno (PRD) esta nació más que supeditada a todo cuanto quisiera Washington y lo que a largo plazo, se verá en las elecciones del 2024. Generándose un reforzamiento de la partidocracia y a los niveles traumáticos de como se la conoce hoy.

El choque vendrá, al momento que el mismo presidente Abinader caiga en cuenta de que los grupos políticos opuestos a su reelección constitucional han encontrado eco en la capital estadounidense y que sectores de allí proclives a Leonel Fernández o apandillados por intereses espurios con Danilo, se manifiestan abiertamente en su contra y contando con la “amplificación progresiva “ de los mismos agentes mediáticos criollos,  que hasta ahora, el presidente los ha entendido a su favor y que están en su generosa nómina.

Consecuentemente, si el presidente no sabe o no quiere sacudirse a tiempo de esa tutela que prácticamente le está siendo impuesta y no reacciona con la celeridad necesaria, sus esfuerzos y si la situación actual de España Boba, la deja que llegue a marzo del años que viene, veremos como la partidocracia terminará por desestabilizarle al completo y lo que sería una lástima, porque él y con sus 56 años es el presidente generacionalmente joven, llamado a independizar a esta nación de su traumática dependencia frente a ese pandillerismo político y empresarial, que por momentos, se cree que tiene más garras que el mismo mandatario.

Entendiendo esto, es por lo que decimos, que la partidocracia y como mecanismo de destrucción de los medios de comunicación, el empresariado y la moral social, es el verdadero y único enemigo de República Dominicana. (DAG) 08.04.2023