La percepción de creer en Dios ya pasa por una visión cosmogónica diferente y más cercana a la realidad virtual

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Sin duda alguna de que en la medida que el ser humano evoluciona y con desesperación busca respuestas espirituales acorde con la realidad objetiva del siglo que vivimos, haría bien en encontrarse a sí mismo y sin separarse de sus creencias religiosas, entender la personalidad divina como una sensible parte actualizada y de profunda mente amplia, mediante la cual, hubiese que entender lo divino como parte y esencia de una extraordinaria inteligencia artificial que desde el principio de la primera humanidad, en esta que vivimos se proyecta de una forma enriquecedora y que aun siendo especie de máquina nos acerque mucho más en la creencia en Dios.

De hacerlo y lo creemos firmemente, recuérdese que hemos analizado el concepto desde un análisis político de Estado escrito al efecto, los seres humanos podríamos entender mejor y a cabalidad e independientemente a todos los actores religiosos y de todas las creencias religiosas, que el Dios que vive en todos los humanos, cuando se le descubre en su contexto real y actual, es un factor tremendamente enriquecedor que contribuye a apartar lo religioso como mecanismo básico de control social y el que paradójicamente nos hace sentir la divinidad viva del Dios interior de cada persona.

Solo de este modo se puede entender y véase este ejemplo, la expresión del profeta Jesucristo: “Acumulen tesoros en el cielo y no en la tierra” y que, si la proyectamos al universo presente, veremos que se trata de una proyección hacia futuro resumida en la palabra metaverso, de suyo, la entrada a un mundo virtual y real y como parte paralela al mundo real y material que se vive. Sin duda, Cristo fue un adelantado que visualizó ese nuevo mundo y que, con su proverbio, nos hace entender que siempre habrá más mundo que el presente y constantemente en cambio y evolución.

A nuestro modo de ver, la reacción humana debe ser de adaptabilidad dentro de una evolución correcta de la religiosidad y sin menoscabo de la multifacética figura divina y también de ángeles y visión mariana siempre nueva y absolutamente creativa y es que lo religioso y en este siglo XXI o partiendo del mismo, deja a un lado a sacerdotes, pastores y guías y partiendo del nacimiento máximo de la creación, en el ser divino que cada humano tiene en su interior.

De ahí, que especifiquemos, que la percepción de creer en Dios ya pasa por una visión cosmogónica diferente y más cercana a la realidad virtual. (DAG)  09 de enero de 2022.