La Reserva Federal hace una pausa, pero advierte de nuevas subidas de tipos

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Los bancos centrales son conscientes de la importancia de sus decisiones en los hogares y los mercados. Para evitar que la subida agresiva de los tipos tenga aún mayor impacto, sus máximos responsables han ido telegrafiando los movimientos. Como ya lo había sugerido su presidente Jerome Powell en la reunión de mayo, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC por sus siglas en inglés) acordó ayer por unanimidad mantener sin cambios los tipos en la horquilla del 5-5,25%, máximos de 2007. “Mantener el rango de tipos estable en esta reunión permite al comité evaluar la información adicional y sus implicaciones en la política monetaria”, reza el comunicado.

Por primera vez desde que en marzo de 2022 la Fed pusiera fin a los tipos cero y después de haber incrementado las tasas en 500 puntos básicos –el mayor endurecimiento desde principios de 1980–, el banco central estadounidense cree que se dan las condiciones adecuadas para hacer una pausa. No obstante, esto no significa que el ajuste monetario haya concluido. Con una inflación en el 4%, por encima del objetivo del 2%, el comité considera que sigue existiendo margen para elevar el precio del dinero.

Las nuevas proyecciones muestran que los funcionarios son partidarios de subir los tipos un 0,5% adicional en lo que resta de año, más de lo que preveía el consenso –hasta el 5,6%–, por encima del 5,1% que preveían en marzo. El comité retrasa a 2024 la rebaja de las tasas. Para ese año espera que los tipos se sitúen en el 4,6%. Es decir, 100 puntos básicos menos.

La institución que preside Jerome Powell no quiere que se repita un escenario como el vivido en 1970-1980 cuando se apresuró a recortar las tasas aun cuando los precios continuaban siendo altos. La Fed no logró evitar una espiral de precios y salarios que disparó la inflación a los dos dígitos. Esto requirió varios intentos de subidas y recortes de las tasas y se produjeron cuatro recesiones antes de que la situación se normalizara.

Para determinar el grado de las subidas, en los próximos el comité tendrá en cuenta el endurecimiento acumulado, el impacto de las decisiones adoptadas en el último año y la estabilidad financiera. A pesar de la agitación vivida meses atrás y que se saldó con el colapso de cuatro entidades bancarias, la Fed considera que el sistema bancario estadounidense es “sólido y resistente”.

El comité señala que los últimos indicadores sugieren que la actividad económica ha seguido creciendo a un ritmo moderado. Los funcionarios reconocen que el endurecimiento de las condiciones crediticias para los hogares y las empresas probablemente afectará a la actividad económica, la contratación y la inflación, aunque el alcance de estos efectos sigue siendo incierto. Hasta la fecha la tasa de desempleo se ha mantenido baja pero la inflación continúa siendo “muy elevada”. Aunque con retraso, la Fed cuenta a su favor con la desaceleración de la demanda y una contratación menos sólida, factores que contribuyen a lograr el objetivo del 2%.

A pesar de la moderación que han experimentado los precios, Powell considera que siguen existiendo presiones inflacionistas. Con la vista puesta en la reunión de julio, el banquero aclaró que no han tomado una decisión en firme. Todo dependerá de los datos. “Estamos comprometidos a bajar la inflación. Eso es lo primero”, reiteró Powell. El presidente de la institución emuló las palabras de Mario Draghi y señaló que hará lo que sea necesario retornar al 2%. “No podemos permitir que la inflación se afiance”, subrayó.

Junto a los tipos, la Fed actualizó sus proyecciones macroeconómicas. El organismo revisó al alza sus expectativas de crecimiento para 2023 en EE UU y espera que el PIB suba un 1%, frente 0,4% que preveía en marzo. La expansión se prolongará en los dos próximos ejercicios. Para 2024 espera que el PIB crezca un 1,1% y un 1,8% en 2025, una décima menos que lo proyectado hace tres meses.

La inflación, el quebradero de cabeza del último año y medio para las familias y las empresas, seguirá mostrando resistencia. La Fed espera que la tasa cierre el año en el 3,2% y no será hasta 2025 cuando se repliegue hasta el 2,2%. Es decir, ligeramente por encima del objetivo.

El empleo había resistido hasta el momento a las intensas alzas de tipos pero ha empezado a perder fuerza y seguirá debilitándose, aunque sin mostrar niveles ni mucho menos alarmantes. La Fed espera que la tasa de paro suba al 4,1% desde el 3,7% en que cerró mayo. Para los próximos dos años espera que se sitúe en el 4,5%, una décima menos que lo señalado a cierre del primer trimestre.

Escasa reacción en Wall Street

Bolsa.  Los inversores intentan digerir las novedades de política monetaria. Las nuevas proyecciones de tipos y macroeconómicas no consigue sacar a las Bolsas de sus escasos movimiento. Al cierre de la edición el Dow Jones cedía un 0,6% mientras el S&P 500 y el Nasdaq avanzaban un 0,2%. El mercado ya esperaba que, junto a la pausa, la primera en 15 meses, la Fed moderara el tono. El consenso sí descontaba una subida adicional este año de 25 puntos básicos, inferior a los 50 que se recoge en el diagrama de puntos.

Deuda. Las expectativas de tipos más altos sirvieron de impulso a las rentabilidades de la deuda. El bono a dos años sube al 4,7%. A pesar de este incremento la deuda con vencimiento en 2025 está lejos del 5% que tocó a principios de marzo, coincidiendo con la huida de los inversores a la renta fija después de la caída de Silicon Valley Bank. La tendencia que se mantiene intacta e incluso se acentúa es la inversión de la curva de deuda. Es decir, los plazos cortos pagan más que los largos, un síntoma que anticipa una recesión. El rendimiento del bono a cinco años se sitúa en el 4% mientras los títulos con vencimiento en 2033 permanecen estables en el 3,8%. Por: Gema Escribano [La Razón]