Como aquí todo está condicionado por los intereses de los partidos y la Asociación Dominicana de Profesores no escapa a esa realidad, al momento de analizar las recién pasadas elecciones de esa entidad, más que de tendencias sindicales hay hablar de fuerzas políticas.
Entonces: ¿Cómo explicar el hecho de que el Partido de la Liberación Dominicana, según lo que he leído en internet, perdiera las elecciones en la mayor parte de las seccionales de la ADP y las ganara holgadamente a nivel nacional, si los votantes eran los mismos?
¿Cómo pudo darse el caso de que en algunos lugares el PLD ni siquiera presentara candidaturas a nivel local y su candidato, el profesor Eduardo Hidalgo, obtuviera votaciones importantes en lo nacional?
En torno al profesor Juan Núñez se formó una gran alianza. En teoría, la suma de los votos de esa alianza garantizaba la victoria a nivel nacional.
El profesor Núñez, la Corriente Magisterial Juan Pablo Duarte y las fuerzas políticas que siempre lo han respaldado se mantuvieron firmes hasta el final. Entonces cabe preguntar ¿quiénes de sus aliados no fueron consecuentes y desertaron del compromiso de votar por la alianza? Cada uno que se balancee a sí mismo y responda a esta pregunta, ante el magisterio y el país, y cargue con las culpas de las consecuencias.
Tampoco podrán exonerarse de estas culpas aquellos que, dizque en nombre de la independencia de la ADP frente al patrón y un revolucionarismo pequeño burgués sin base, más “izquierdistas” que el sentido común, rechazaron sectariamente la concertación y le negaron el voto al compañero Juan Núñez, sindicalista de limpia y dilatada trayectoria, de idoneidad y equilibrio probados, insobornable, honrado hasta morir, y que por poseer todas estas prendas y pormenores, era el mejor garante de la independencia y la integridad de la ADP y sus afiliados.
Esas inconsecuencias y esas torpezas han contribuido a colocar la ADP en las fauces del cocodrilo, al poner una asociación tan importante en manos del peledeísmo y ayudar a esa fuerza a obtener una victoria que le devuelve parte del aliento perdido.
El compañero Juan y quienes cumplieron con su deber no tienen que sentirse derrotados. Misión cumplida y a seguir la marcha.
Por último, al PRM que asuma la advertencia, mire con seriedad hacia su propia casa y trate de unificar sus filas. Porque el PLD acaba de enseñarle que está vivo y con una fuerza imposible de subestimar. Por: Rafael Chaljub Mejía. [El Día]