No se entiende, ¿por qué designar un ministro presidencial interino y dejando al titular dizque en licencia? Entonces, ¿ambos tienen el mismo salario y eso no es dispendio?

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Cuando un funcionario público y casi igual en el mundo empresarial, un ejecutivo es protagonista de un gran escándalo, automáticamente, lo que procede y en lo que se dilucidan los hechos, es otorgarle una licencia que siempre será temporal y por un espacio prudente no mayos de 90 días.

Al mismo tiempo, se asume, que tan pronto la situación se define y la misma deriva hacia un posible proceso legal y al tiempo que el protagonista queda acorralado dentro de una atención mediática desproporcionada, se entiende que la licencia se suprime y de inmediato se designa uno nuevo y de manera permanente y hasta que la voluntad de quien le designara decida otra cosa.

Sin embargo, ha llamado la atención, que el presidente Luis Abinader le ha dado un giro muy curioso al tema y al mantener la licencia indefinidamente e igual la temporalidad del nuevo incumbente y lo que de inmediato provoca una serie de interrogantes.

Por ejemplo, el que está en “licencia” llegó al gobierno como ejecutivo prestado por el grupo empresarial al que pertenece, el Vicini-Inicia y sorprendentemente su aparente sustituto, proviene o tiene relaciones estrechas con el mismo grupo empresarial y el que en líneas generales, debe puntualizarse, que nunca y en los últimos 61 años, un grupo empresarial había tenido tanta influencia dentro de un gobierno como lo tiene el ya mencionado.

Es decir, y aun cuando ese no sea el caso y se le quiera dar el beneficio de la duda al presidente de la República y por la juramentación de ayer del sustituto “provisional” en la cabeza de dirección del ministerio de la Presidencia, que definitivamente muchos consideren y otros asuman, que, si Abinader actuó de ese modo, se debe a los estrechísimos lazos que su gobierno tiene con un grupo empresarial, que es público, que también tiene a otro de los suyos como ministro de Turismo.

Y lo que de inmediato obliga a que se indague, si acaso ese tipo de relación estrecha con el Poder Ejecutivo implica que en los últimos dos años el grupo Vicini-Inicia haya desarrollado o motorizado toda una serie de iniciativas que debían contar para su materialización con la buena autorización o aceptación del Poder Ejecutivo y lo que, de ser de ese modo, genera todavía mayores interrogantes.

Nosotros, solo hacemos la observación y nos abstenemos de realizar una critica ácida y con lo que, a primera vista, parecería un escenario repetitivo en las relaciones de la oligarca familia Vicini con quienes sean presidentes de la República y lo que de acuerdo con antecedentes, arranca desde los tiempos que el presidente Ulises Hereaux era el jefe de Estado y de Gobierno.

Para aquel entonces y en los años de la década del 1800, la Casa Vicini era un amplio negocio emergente importador y financiero de amplia ramificación en los préstamos de todo tipo y siempre dentro del parámetro del anatocismo y tanto, que el gobierno de aquel presidente y él mismo, tenían serios compromisos de pagos de deudas con el ejecutivo principal de la entidad empresarial.

De ahí, que conociéndose aquellas prácticas y todas las otras que luego sucedieron con tantos gobiernos y menos con los de Trujillo, que los paró en seco, que de alguna manera hubiese que entender, que los dos hermanos Vicini Lluberes que ahora dirigen aquel imperio empresarial, financiero y de la comercialización de los hidrocarburos como del acero, no se esconda, que se pueda tener el pálpito de si en la actualidad, Vicini esté reeditando sus viejos hábitos o prácticas en sus tratos con gobiernos y mucho más en este, que no esconde su origen plutocrático, el primero de su tipo en la República.

De Abinader y hasta ahora, es mucho lo que se puede decir de su tan conocido don de gente y de su abierto interés de realizar un gobierno amigable con la nación que dirige y por lo que nadie discute, que se le entienda que aporta su buena fe e integridad personal y que es un ejecutivo abierto a asumir responsabilidades y aceptar retos.

Pero es humano y por lo tanto, susceptible de cometer errores, sea por sí o por sus subalternos y la República ha visto su proceder ejemplarizador, cuando alguno de sus funcionarios cometen errores que pudieran significar una mancha indeleble en materia de honorabilidad y manejo decente de los recursos a cargo, que automáticamente los retira del servicio y les coloca sustitutos.

Sin embargo, en el caso que nos ocupa, no ha sido así y de ahí los interrogantes y hasta dudas que han sido despertados y que no ha dejado a nadie indiferente.

En consecuencia, se impone una clarificación de políticas y una atención mayor al ejercicio de trabajo del nuevo ministro sustituto provisional y que para un gobernante, que es el primero en abogar por la transparencia absoluta en el quehacer del mismo gobierno y lo que a muchos nos consta, obliga y sin plantearnos ningún tipo de interrogante critico frente al que sustituyó temporalmente y tampoco contra el que está en licencia también temporal, que a este y de ahora en adelante se le sigan y midan sus pasos.

Mientras tanto, la dependencia que tiene que ver con todo lo relativo a actuar como “Asesora del Poder Ejecutivo en materia de Ética, Transparencia y Anticorrupción y Encargada de  la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental”, sería bueno y políticamente conveniente, que al menos rindiera un informe preliminar respecto al accionar del ministro en licencia y sus implicaciones posibles en el escándalo de corrupción que suplidores y contratistas del Estado arrastran por la construcción del centro carcelario La Nueva Isabela, en el que y por los informes de la Pepca que han trascendido públicamente, los hechos de corrupción generalizada que los acompañan, sencillamente no tienen punto de comparación.

Compréndase pues la interrogante que planteamos y de buena fe:  No se entiende, ¿por qué designar un ministro presidencial interino y dejando al titular dizque en licencia?, entonces, ¿ambos tienen el mismo salario y eso no es dispendio? (DAG)