Reflexionar ¿y para qué, en un país en el que el nivel y calidad de vida a descendido apreciablemente y la gente pasa necesidad y desamparo?

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Que un cura católico o pastor evangélico, protestante o anglicano o de cualquier otro culto, exhorte a la reflexión personal aprovechando el ambiente místico que suele acontecer en una semana “santa”, no es ni en mucho nada que no vaya de acuerdo con su ocupación religiosa, pero que políticos de oficio inviten al público a hacerlo, a muchos nos parece una inmensa tomadura de pelo que roza la burla y hasta la desfachatez.

Lo primero es, que las practicas religiosas en materia ciudadana, no debe olvidarse que es un asunto íntimo de cada persona y la que no tiene que ser impuesta y lo segundo, que si en este país la fe religiosa, poco que mucho ha sido abandonada o relegada a un segundo plano, tiene mucho que ver con los tiempos que se viven, por lo que la atención de la gente va más con lo material que con lo místico y sobre todo, en estos tiempos de carencias, hijas precisamente de las malas prácticas políticas y gubernativas.

Ahora, lo que toca es divertirse y relajarse sanamente en playas y montañas, reponer fuerzas y tener aliento en volver al trabajo el lunes que viene, Dios mediante. (DAG-OJO)