lunes, diciembre 2, 2024
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Rep. Dom. y Haití en un conflicto agravado por las desigualdades

Distanciadas en grados de desarrollo y en la práctica de usos democráticos, las dos naciones de la isla La Española han estado enfrascadas en discordia por un canal de riego conectado ilegalmente al río Masacre en desesperación colectiva por agua; representación alegórica de la centenaria sed de justicia que el vandalismo y la ingobernabilidad intensifican contra los haitianos a la vera misma del país que sufre las consecuencias de su alarmante rezago en el orden social.

Una enraizada subordinación transfronteriza con bienes, servicios y empleos aportados por dominicanos al vecino pobre, está ante su peor amenaza.

Por lo visto, el musculoso efebo que al comienzo de semana destruía con mandarria una pirámide de delimitación territorial cerca de Dajabón obraba impulsado por el cierre de la frontera y sus consecuencias logísticas contra depauperados pobladores y por el revanchismo e ilegitimidad de su irrisorio gobierno que comulga con élites que mantienen en condición fallida al Estado haitiano.

Un ámbito geográfico en inferioridad a la adyacente República Dominicana que registra un PBI cinco veces mayor al del territorio del Oeste “detenido en sus fines de progreso colectivo por una mayor inestabilidad política y macroeconómica y una menor inversión en infraestructura y de capital humano con deterioro del medio ambiente” (datos del Banco Mundial).

Puede leer: Tres señales de que ha subido la tensión entre República Dominicana y Haití

La Asociación Internacional de Fomento, auspiciada por el referido BM, destacó lo infructífero que han resultado las importantes similitudes históricas y culturales de ambos países que comparten experiencias históricas comunes incluyendo el origen colonial, la ocupación estadounidense y los antiguos regímenes autocráticos, como los de Trujillo y Francoise Duvalier, de los que solo República Dominicana resurgió como democracia joven y promisoria. En 1960 ambos registraban el mismo PBI per cápita. Hoy un abismo separa los porcentajes.

Juntos y disímiles

Las consecuencias ambivalentes con tendencia a lo peor del encajonamiento en una misma isla de dos sociedades de índoles contradictorias fueron enfocadas recientemente por la independiente revista alemana DW: “Aunque Haití y República Dominicana comparten un mismo territorio se han desarrollado de forma muy diferente: mientras Rep. Dom. es uno de los destinos más populares (y exitosos) del Caribe, Haití es uno de los países más pobres del mundo”.

“En República Dominicana existe una red de carretera razonable (y de otras infraestructuras importantes) que permiten viajar sin mayores problemas de un lugar a otro. En Haití, sin embargo, se necesitan muchas horas para recorre unos pocos kilómetros”.

La ONU comprobó que solo un 50% de la población haitiana sabe leer y escribir mientras el 90% de sus vecinos dominicanos se expresa oral y por escrito gramáticamente. La tasa de mortalidad infantil en Haití es casi tres veces mayor a la de República Dominicana y sin el acceso de las parturientas a los servicios de maternidad dominicanos la suerte de los recién nacidos haitianos sería trágicamente inimaginable.

Cuentas en descuadre

El Producto Interno Bruto de Haití ha tenido en el desafuero del pandillerismo armado uno de sus peores enemigos. Su accionar lo hizo caer en el 2021 en un 1.7% respecto del año anterior y el año pasado, en uno de los apogeos del bandolerismo y de la condición fallida de las instituciones, el PBI haitiano fue de 19 mil 234 mil euros, con los que su economía resultó la número 118 en el ranking de los 196 países sometidos a mediciones macroeconómicas, muy lejos de todo lo que ocurre a lo largo y ancho de América Latina. Su PIB per cápita es de alrededor de 430 dólares al año. El de los dominicanos llegará en el 2023 a US$11,200: El país del este isleño es el séptimo en América con mayor PIB por persona.

El desempleo de los haitianos es pavoroso si es que se puede creer que sus mecanismos de medición son capaces de retratar la realidad de sus ciudadanos pero se habla de más de un 14% de reducida población activa y su mercado laboral es informal en un 90%; pero la generación de bienes y servicios, es matemáticamente exigua por depender de formas primitivas de alcanzar lucros y su volumen de bienes propios es escandalosamente bajo. Haití importa de todo y destruye sus bosques para cocinar.

Al otro lado de ese Masacre legendario de los cruces a pie, el “El Indicador Mensual de Actividad Económica” de República Dominicana, pasó de un nivel de US$8,583.1 en el año 2021 de prepandemia, el PBI al per cápita de US$10,732.9 en el 2022 y ya se acerca en el 2023 a los US$11,200 con un alentador crecimiento interanual de 3.1%, el más alto del periodo. La inflación interanual en septiembre fue de 4.41% y las medidas de provisión de liquidez a través de los intermediarios financieros aportaron unos RD126,000 millones para sectores productivos y hogares. El presente y el futuro se proyectan, al menos, tranquilizadores y prometedores y la estabilidad mantiene el país entre los mayores receptores de inversión extranjera directa en América Latina. Al lado del barril de pólvora que es Haití, las dos terceras partes del resto de la isla parecerían un oasis.

Debilidades y peligro

Un informe muy reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, admite que los niveles de pobreza y desigualdad en la República Dominicana se ha reducido significativamente en los últimos 30 años aunque siguen elevado… pero algo es algo estándose tan cerca del país-socio comercial y de otros órdenes, como fuente casi única de mano de obra rentable, del más inviable de los países de la región.

“Todavía existen importantes brechas estructurales, definidas como las diferentes expresiones de la desigualdad, amplias y persistentes que dificultan la consecución de un desarrollo sostenible e inclusivo”, según el diagnóstico que agrega: República Dominicana presenta algunos indicadores de desarrollo socioeconómico relativamente rezagados con respecto a los del promedio de los países de la región y de muchos países de la muestra global”.

A partir de estas debilidades e insuficiencias apuntadas por CEPAL, la crisis de Haití tiende a repercutir con muchos riesgos para RD. Se trata del país-destino del segundo mayor flujo de exportaciones dominicanas, una conquista de comercio contra el cual se vuelcan, casi con odio, poderosos intereses internos en lucha contra la interdependencia isleña. Se presagia una aguda escasez de mano de obra haitiana, pilar de la construcción y la agricultura nacional, derivada del ensañamiento contra la República Dominicana llevado al rojo vivo por grupos influyentes que ya provocaron una oleada de inmigrantes haitianos retornando a su país por la acentuación de enemistad entre las dos naciones.

“En Haití parece que hay fuerzas políticas y económicas interesadas en un enfrentamiento con la República Dominicana. Las provocaciones han estado presentes desde el inicio de la construcción del canal. La de ayer (07/11/23) va en esa línea (incidentes de la pirámide 13) con un alto signo de peligrosidad. Hay que evitar el caos y hasta una estampida”.

Fuente: Hoy

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