¿Reparto equitativo o desmesura sabichosa y sin dar un golpe?

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Antier, en la 78 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el primer ministro de facto y provisional de la República de Haití, el doctor Ariel Henry, clamó y con cara de hacerse el tonto, porque la comunidad internacional entienda, que en el asunto del canal de riego y toma de agua que su país construye a propósito de las aguas limítrofes del rio Masacre, en modo alguno es proyecto de imposición violenta contra República Dominicana, sino que pura y simplemente, aspira a “un reparto equitativo de los recursos hídricos que comparten ambos países”.

Lo primero que debe entenderse, es en qué contexto pronuncia la palabra reparto (“el acto y la consecuencia de repartir. Este verbo describe la distribución de una determinada cosa en lugares diferentes o dividiéndola en varias partes” y para entender, que es lo que el político y gobernante realmente ha querido enviar como capcioso y malicioso mensaje a su vecina República Dominicana.

Se trata, de que ya no es que un grupo de comerciantes financia una via de agua marginal para fines de riego, sino que realmente, Henry procura, que, de cara al futuro inmediato, los dominicanos aceptemos como bueno y válido lo que Haití quiere y que es el reparto pura y simple de los ríos y arroyos, que naciendo y generando vías de aguas en el territorio nacional, Haití pudiera lucrarse eventualmente con las infraestructuras de lugar y no como ahora allí hablan de “simple toma de agua”.

Tal pretensión, extremadamente abusiva y desconsiderada y porque además conlleva y de aceptarse, una secesión de la soberanía dominicana sobre el dominio y usufructo propio de sus vías de aguas naturales y las presas y represas que en ellas se encuentren y lo que, desde luego, sería absolutamente inaceptable.

Lo que, a razonamiento a contrario, Henry nos dice, es que el país trasfronterizo y como proyecto de Estado, aspira a que los dominicanos compartamos nuestros recursos naturales que con tanto empeño han sido cuidados y protegidos y como insultante aspiración, que conlleve un primer paso de cara a algún tipo de posible fusión territorial en lo futuro.

Ni que decir, que si  el gobernante haitiano, lo que apenas ha esbozado es la abusiva pretensión de la burguesía de su país, de quererlo todo para sí, los dominicanos y desde ahora debemos de entender, que lo que está ocurriendo con el canal de riego de desvío de una parte de las aguas del río Masacre, es el antecedente que justifique sus planes mayores de expansión sobre los demás recursos hídricos dominicanos.

Para el 1975, en POR EL OJO DE LA CERRADURA advertíamos, lo de la futura guerra por el agua, que tarde o más temprano tendríamos con Haití y en razón de ello, sugeríamos al gobierno del presidente Balaguer, quien ya se había decidido por su gran programa de construcción de presas y represas y que sus adversarios políticos del PRD y ahora metidos en el PRM, PLD y la FP y demás etiquetas de comercialización política, calificaban abusiva y desconsideradamente de “obras suntuarias”, que también se empezaran a construir todos los canales de riego y diques en la zona fronteriza y dotándolos de una unidad militar de reacción rápida, como también investigar sobre las aguas subterráneas y su construcción de grandes reservas de agua para fines de cubrir etapas de sequías futuras.

Cómo suele ocurrir con las ideas provenientes de terceros que solo piensan y actúan a favor de su país, la burocracia de aquellos días, para nada prestó atención a la sugerencia y otras muchas, que luego y desde distintos sectores mediáticos también se hicieron.

Ahora, no solo hay que construir las cuatro presas que los expertos plantean deben construirse en la cuenca que baña el Masacre y que entendemos, facilitarían las cosas para atajar las apetencias agresivas de la burguesía haitiana y por el otro lado, impedir la constante provocación que la burguesía haitiana estará haciendo y que si ahora apenas se esbozan, es porque confían, que en su asociación con el gobierno plutocrático de Abinader, donde esa burguesía extranjera tiene raíces y ramificaciones, ellos podrían lograr sus objetivos y contando con que los dominicanos nunca nos daríamos por enterado.

Haití y para todos los dominicanos, siempre ha resultado un destino manifiesto sumamente pesado y que no reditúa absolutamente ninguna ganancia real a nuestro favor, salvo los enconos y molestias que siempre presenta ese terrible impulso depredador de su pueblo. Sin embargo y pese a los riesgos, los dominicanos siempre hemos estado abiertos  a asistirles, ayudarles y también a venderles nuestros productos y desde luego, compensarles comercialmente por el nival de sus compras, pero parecería que nada de ello es suficiente y a jura de Dios y como proyecto nacional, quieren, que por la taimada acusación de supuesto racismo que como nación determinados organismos internacionales nos endilgan falsamente, carguemos con todos los errores que ellos mismos se hacen y que no les han permitido ser una nación aceptablemente prospera de comportamiento correcto y decente.

Pero esto de ahora y dicho por Henry, va más allá de todo limite y sentido de la prudencia y lo que deberá obligarnos a estar ojo avizor. Cómo decíamos ayer, realmente, el canal de riego de desvío de aguas limítrofes y en su territorio, no es un asunto -prima facie- que haya que desgarrarse las vestiduras, pues, al fin y al cabo, solo con el aumento del caudal del río será suficiente para que la construcción se haga inoperante y como sucedió ayer.

El peligro, donde realmente está y de cara a los intereses permanentes de esta nación, es en lo dicho por el gobernante haitiano en la ONU y en la parte dedicada a este país, de que Haití no quiere guerra con nadie y que solo aspira a “utilizar los recursos binacionales en la misma proporción de como lo hace República Dominicana” y recalcando, que aspira a “un reparto equitativo de los recursos hídricos que comparten ambos países”.

Y que es el ominoso mensaje final, que debe entenderse y como ya hemos dicho, que abarca al uso generalizado de todas nuestras aguas. ¿Cuál es el único punto esperanzador en lo dicho por el gobernante transfronterizo?, aquello de: “El pueblo de Haití opta por la vía del diálogo y la negociación para poder arreglar de forma pacífica las diferencias dentro del respeto del acuerdo ya firmado en 1929 y 2021” y en lo que necesariamente tendremos que entendernos y el presidente Abinader reconsiderar su criterio final, ese que le impulsó a la inquietante movilización militar y a la suspensión de visados.

De ahí que digamos, que al menos, Henry y en su marrulla calculada, amaga y no da, pero quiere algo más y por lo que nos preguntamos: ¿Reparto equitativo o desmesura sabichosa y sin dar un golpe? Con Dios (DAG) 24.09.2023