Se derrumba un edificio de dos plantas dúplex y ocho horas después se da el caso de una muerte humana, que viéndolo bien no tuvo razón de conocerse tan tarde.

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En la ciudad de La Vega y cerca del mediodía de ayer, ocurrió el súbito derrumbe de una edificación en la que había una plaza comercial. De inmediato la comunidad y autoridades se lanzaron a acometer el rescate  y estudiar el por qué de la lamentable ocurrencia.

A las pocas horas fueron rescatadas cuatro personas y se sabía que otras dos -damas- todavía se encontraban entre los escombros. Hora luego se rescató una pero siete horas más tarde se descubrió que la que quedaba había fallecido víctima de la sorprendente situación.

El reparo viene, de cómo es posible que, existiendo organismos públicos de rescate, estos no hubiesen sido todo lo diligentes como para haber recuperado a tiempo el cuerpo de la fallecida y si se fue tan ágil para encontrar los cuatro primeros.

Desde luego, no estamos diciendo que las autoridades fueran negligentes, sino todo lo contrario y sí criticamos que hubiesen pasado ocho horas después de las cuatro personas rescatadas para caer en cuenta de que hubo una muerta.

Se ha explicado, que en el lugar en la que se encontraba la señora en la primera planta, no facilitaba para que con presteza se le hubiese sacado de allí y aceptamos el criterio. Ahora bien. Todo apunta a que, si la edificación cayó, se debió a malos cálculos de ingeniería o negligencia continua de los ocupantes del edificio.

En uno o en otro caso, se impone que, en el ministerio de Obras Públicas, por lo menos coloquen a los tantos vagos que hay allí, a que diseñen un mapa o plano de las edificaciones en las ciudades y en particular las que pasan de treinta años y como accionar preventivo para descubrir posibles situaciones de falta de fortaleza en sus construcciones o encontrarse con reformas estructurales después de la edificación hecha, que al final pudiera y como en el caso, ocasionar su desplome. (DAG-OJO)