Se descubre que los extranjeros y en particular haitianos, en el territorio nacional son especie de presos de confianza a los que su derecho a la libre reunión le es negado. Interior y Policía le resta autoridad moral a Abinader

0
219

Es una lástima, que la mayoría de los dominicanos carezcan de la suficiente mente abierta, como para aceptar, que, así como nuestros inmigrantes en EEUU y en Europa tienen derecho a reunirse y manifestarse públicamente respecto a cualquier situación que les afecte o pudiera vulnerar sus derechos, el mismo principio no es aplicado en el territorio nacional y sin importar que una simple ley no puede estar por encima de la Constitución de la República.

Por ejemplo, cuando se estudia la carta magna, encontramos en la sección III Del Régimen de Extranjería y en su inciso primero: “No pueden participar en actividades políticas en el territorio nacional, salvo para el ejercicio del derecho al sufragio de su país de origen”.

El citado párrafo, de suyo, retrata o tipifica la vida institucional dominicana como una que restringe derechos hacia el extranjero que viva en esta nación y al extremo, de que el mismo no se le reconocen sus derechos civiles y políticos como ciudadanos de otro país y por lo tanto y en la práctica, tratándoseles como una especie de apátrida.

Si escandaloso es descubrir semejante impedimento muy propio de una dictadura y no de un sistema democrático y que refleja una penosa actitud institucional dominicana contra el extranjero en el territorio nacional, mucho mayor es descubrir, que a raíz del anuncio de una comunidad de ciudadanos haitianos afiliados a entidades religiosas y cívicas de su país, de realizar una marcha programada para mañana domingo, con el interés de que la comunidad internacional también tome nota de que los haitianos en República Dominicana apoyan el reordenamiento institucional de su país y en base a algún tipo de acuerdo internacional por el que se logre rescatarle.

Ahora resulta, que por la explosión de irracionalidades y prejuicios y también de mucha maldad, perversidad y xenofobia contra los haitianos, los grupos más radicales de la política y el sector mediático nacional, evidencian, no solo un odio absoluto hacia todo lo haitiano, sino un sentimiento anti haitiano realmente más que preocupante y tanto, que el ministerio de Interior y haciendo uso de una ley y como si esta estuviera por encima de la Carta Magna, advirtió su prohibición y lo que de inmediato fue acatado por el comité gestor, en demostración fehaciente de respeto a nuestras leyes.

A todo esto y por lo que lo que se ha dicho y expresa en las redes sociales sobre todo y con tal de que el gobierno impidiera el anuncio de la citada demostración de patriotismo haitiano, que lo único que buscaba es que Haití cambie para bien y como el mejor modo de que su apabullante inmigración forzosa empiece a disminuir y por lo que en la medida que los haitianos entiendan que su país ha vuelto a recuperarse institucionalmente, no solo para el concierto de las naciones, sino como pueblo deseoso de que sus hijos vivan en su territorio, parecería que los dominicanos hemos perdido la racionalidad y realmente a unos niveles más que preocupantes para no querer darnos cuenta de su noble intención.

En este sentido, no se entiende, que teniendo este país más de tres millones de ciudadanos que han estudiado o vivido en otros países y que más de la mitad de la población viaja constantemente al exterior y lo otro tan significativo, de que no menos de un millón de familias dominicanas tienen algún pariente o hijo viviendo en el extranjero, hayan individuos de mentalidades tan estrechas y cerradas, como para alarmarse innecesariamente porque una parte de los extranjeros que viven en su territorio quieran manifestarse pública y pacíficamente a favor de su país.

Lo grave es, que este tipo de vergüenza ajena solo se da contra la población flotante haitiana y no contra otros extranjeros, como los venezolanos, quienes han protagonizado no menos de tres grandes marchas por calles y avenidas de nuestras ciudades abogando por sus derechos en materia de regularización migratoria y contra quienes no se ha dado ningún tipo de animadversión y ni siquiera porque de los 135 mil inmigrantes venezolanos, no menos de 5 mil son parte de la delincuencia activa y la prostitución y el narcotráfico a todos los niveles.

Pero se trata del negro haitiano, al que el negro dominicano quiere estigmatizar, perseguir y mostrarle su racismo más duro. Y recalcamos, lo que es una gran vergüenza. En particular cuando la población inmigrante haitiana es de un alto nivel de trabajo y con menos de uno de cada mil haitiano metido como delincuente

No nos explicamos y lo que debe decirse, porque si ahora los haitianos inmigrantes y por primera vez en más de 50 años, anuncian su interés de manifestarse a favor de su país y en respaldo a las políticas dominicanas e internacionales de ayuda hacia Haití y para que esa nación transfronteriza se reencauce  cívica e institucionalmente, destierre el pandillerismo y la delincuencia prohijada desde su burguesía, sean aquellos dominicanos más anti haitianos los que se opongan, cuando con la positiva actitud de la inmigración haitiana, lo que se nos está diciendo, es que si su país estuviera funcionando institucionalmente, todos ellos o su gran mayoría se irían a vivir permanentemente a su nación.

Sorprendentemente los ultranacionalistas anti haitianos del Instituto Duartiano y el grupo político Fuerza Nacional Progresista, en vez de entender que los propiciadores de la marcha anunciada lo único que quieren es que su país esté bien para irse de vuelta y vivir en paz, sean esos dos sectores fanatizados y enormemente equivocados, el reducto de odio y sin razón anti haitiano y con mayor interés en perseguirles y estigmatizarles, tal como si los haitianos y del 1930 al presente tuvieran alguna culpa de los hechos de conflicto y perturbación ocurridos en el periodo de la primera República y ni siquiera, como si lo tuvieron una minoría de los dominicanos del 1937.

Lamentablemente, como el gobierno del presidente Abinader es uno en el que la mayoría de sus funcionarios, no solo que no saben tomar decisiones, sino que hasta se asustan de su propia sombra y mostrando un comportamiento irracional y como el que ayer presentara el huidizo ministro de lo Interior, Jesús Vásquez, cuando apeló a la ley de Migración, antes que la Constitución de la República, para justificar el absurdo portazo que le ha dado al anuncio de la marcha citada.

De esta manera e inequívocamente a partir de ahora, siempre, República Dominicana será vista como una nación racista y anti haitiana y negadora a lo absoluto de los derechos de los haitianos que viven en su territorio y lo que es un verdadero desatino, que fácilmente podría llevarnos a ser apartados de la comunidad panamericana y peor, a convertirnos enemigos jurados de nuestros vecinos más inmediatos.

Tememos pues y como consecuencia de tantos abusos y persecuciones, que, de ahora en adelante, no nos extrañaría si la República de Haití decide desviar sus compras millonaria de productos dominicanos a otras naciones o imponer políticas restrictivas contra los viajeros dominicanos.

¿Hasta dónde llegarán los anti haitianos en este país? Preferimos no dar respuesta y sí observar los prejuiciosos acontecimientos anti haitianos que se están protagonizando. Pues por el camino que se va, solo odio, enemistad y dolor y la pérdida de un confiable socio comercial, será el peor de los resultados y en perjuicio dominicano.

De este modo se descubre, que los extranjeros y en particular haitianos en el territorio nacional, son una especie de presos de confianza a los que su derecho a la libre reunión le es negado y no tanto por invocación constitucional sino porque el artículo 122, inciso 1, de la Ley General de Migración No. 285-04 así lo prohíbe y un gobierno de timoratos lo respalda. Interior y Policía le resta autoridad moral a Abinader. Con Dios. (DAG) 08.07-2023  IMAGEN: Pastor John Henry Santana -Glauco Moquete / LD