A mediados de agosto un general retirado de la Armada mató a un comunicador y de buenas a primeras todo se silenció y porque “el tribunal mediático” parecería que dictó su inocencia.

0
195

 

Van dos meses que el expresidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), el vicealmirante retirado Félix Alburquerque Comprés, acusado de matar al comunicador Manuel Taveras Duncan, no solo que cometió el homicidio con un arma ilegal, la cual posteriormente destruyó y de acuerdo con narrativa del ministerio público al momento de solicitar medias de coerción, sino que “maninunca” se ha vuelto a hablar del crimen y que ocurrió y donde está el militar homicida.

Taveras Duncan recibió y según una crónica periodística, “dos disparos la madrugada del viernes 19 de agosto por Alburquerque Comprés. Un video que circula en las redes sociales muestra como la víctima está oculta y llega el victimario con un arma de fuego en la mano y cuando se encontraron, Duncan le fue encima en un aparente intento de defenderse, pero recibió un disparo en el pecho y cae al suelo. Tras esto, el matador se da la espalda y luego se devuelve le da otro tiro ya tirado en el suelo. Entonces procedió a irse del lugar. El hecho ocurrió en un establecimiento de comida en la avenida Rómulo Betancourt esquina Núñez de Cáceres, en el Distrito Nacional. Al otro día, el expresidente de la DNCD se entregó a las autoridades, admitió que mató a Duncan y alegó que "perdió la razón". También dijo que su accionar fue producto "de la agolpiá" que le dio el hoy occiso”.

De este modo, se demuestra, que, en este país, quienes sean amigos de medios y periodistas o aquellos le deban favores, automáticamente cuenta con la “amnistía mediática” que todo lo tapa y esconde y lo que igual camino lleva todo lo relativo a los manejos administrativos tortuosos de Roberto Fulcar en Educación.

Se está ante otras demostraciones de lo que es la corrupción periodística y en sus variables más descaradas, mientras ese mismo periodismo corrupto tapa todo lo que de corrupción ocurra en la administración pública.

Por eso, en algún momento, el presidente Abinader debería de estar preparado para que cuando “sus” periodistas y ahora los “$antirreeleccionistas mediáticos$” se le volteen y le griten que lo que tiene “es un trapo de gobierno” que no merece y junto a él, de ningún tipo de reelección. [DAG-OJO]