Colocarle el nombre de una persona a un animal doméstico, tampoco es cosa del otro mundo y si una demostración de fidelidad hiriente

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Un país como este, donde su gente se mata por un chisme, un rumor o un estallido de ira en base a una desinformación mediática perniciosa, que ahora determinados maledicentes descubran que las tres perritas que tiene el actual ministro de Educación, Roberto Furcal, llevan los nombres de las tres hermanas Mirabal, “heroínas”, para muchos hipócritas y simples activistas políticas contestatarias cuando la dictadura trujillista, para una fuerte mayoría nacional. Sea pretexto para un debate público pernicioso, lo que evidencia,es  el terrible culto a la personalidad de figuras públicas asociadas a la política y con el que se ahoga y maniata el libre albedrío. Este asunto no debe pasar de lo anecdótico y lamentar sí, que Furcal tenga un humor tan negro, que haga de tres perritas unas victimas del escarnio público. (DAG)