Con lo del sermón de las siete palabras, la curia católica y tan desacreditada, pretende rescatar su notoria, perdida de autoridad moral y debido a las inconductas sexuales reiteradas de muchos de sus oficiantes

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Las razones básicas del porqué la religiosidad católica se ha perdido, no solo tiene que ver con los actos de pederastia, sino por el involucramiento directo y de vida desordenada, de la mayoría de los curas y presbíteros, más ese afán de lucro que a la mayoría domina.

Solo hay que comprobar, que de cada 100 personas que viven en este país, 90 han dejado de practicar los ritos católicos tradicionales y a los templos solo se va los domingos a dejarse ver y aparentar una religiosidad fingida y como es esa de tanto explotador empresarial, que en cada misa y con supuesta humildad, sale a recoger el diezmo y siempre para tratar de confundir incautos y como grosero mecanismo de relaciones públicas e imagen.

Además, hay una realidad, República Dominicana no es el país rural del pasado siglo y sí uno nuevo y renacido y en base a que el 85 por ciento de su población no pasa de los cuarenta años y tiene un criterio y vida cosmopolita muy propio para este siglo y en el que priman sus propios códigos de conducta y como propios de toda nueva generación.

En cambio, la curia católica experimenta un serio déficit y deserción de las vocaciones sacerdotales y sus obispos en gran mayoría, son hombres de vocación pública de gran rivalidad contra los políticos y amantes de un afán de lucro extremo con sus financieras a ocultas detrás de sus templos.

Hay curas y como se conoce en Punta Cana, de curas cundangos, quienes, por ligereza en su vivir, andan armados, en vehículos de lujo y sin recato se muestran con sus amantes jóvenes y como uno que recién debió de ser socorrido por las autoridades y porque un “acompañante” le robara su pistola y cartera.

Dadas esas fallas morales, el espectáculo del llamado sermón de las siete palabras, escenografía dirigida a manipular a tantos, ya no es el de antaño, religioso y cierto y sí una muestra deprimente de como la curia imputa fallas a otros y para ocultar las propias. Toda una gran comedia. (DAG-OJO) 07.04.2023