Entonces quiere decir, ¿que en el edificio de Medio Ambiente, donde hay “cámaras de seguridad” por todos lados y policías y guardias hasta por los pasillos, absolutamente nadie ha podido dar una versión creíble de lo que ocurrió y en cambio, lo que resalta, es la facilidad con la que el supuesto asesino, supuestamente cometiera el hecho y pudiera salir del edificio sin problemas, mientras dejaba al cuerpo del ministro en un baño de sangre y con no menos tres balas en su cuerpo y nadie tuvo el tino de agarrar un celular y filmar el hecho?
¿Acaso se nos va a decir que las cámaras no filmaron nada o que, en cambio, después del asesinato alguien las retiró y se las llevó por asuntos “de alta seguridad” y que es como se dice cuando se trata de algún tipo de variable de crimen de Estado?
Pero lo más desconcertante, ¿cómo el supuesto asesino pudo cometer supuestamente el hecho y salir tan campante y caminar 2.8 kilómetros hasta la iglesia donde supuestamente se entregó y todavía nadie a recogido la versión del cura y ni siquiera una foto de este? y lo otro, ¿por qué ese empeño de las autoridades de la policía y el ministerio público en secuestrar al presunto asesino y no dejar que la atrapada opinión pública escuche de viva voz el por qué de lo que supuestamente hizo?
Conclusión: No creemos absolutamente nada de la película que ha sido montada y exigimos de las autoridades actuantes credibilidad y transparencia y mucho más, cuando ocurrió lo increíble, que la familia directa del occiso, descargó de toda responsabilidad moral al supuesto asesino, algo sencillamente irregular. Por eso, entendemos que en el asesinato de Orlando hay más sombras que luces y ninguna buena y peor, quedando la impresión, de que en el hecho de sangre y de por medio, hay fuertes intereses creados y por lo que ahora el gobierno quiere silenciar mediáticamente y lo más rápido posible, el suceso. (DAG-OJO)
