La ONU y Haití

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Es políticamente incorrecto dudar de la Organización de las Naciones Unidas. Es decir, lo mejor para todos es que funcione, aunque decepcione tantas veces o sea una burocracia tan pesada, tan interesada y cara que sea legítimo dudar de su operatividad.

Para empezar el derecho a veto que tienen algunos países dentro del Consejo de Seguridad la hacen muy cuestionable en este siglo 21, tan lejos de la realidad mundial de cuando se dispuso. Pero… es lo que hay y dentro de lo que hay es mejor que se mantenga sólida. También, todo hay que decirlo, es cuestionable su empeño en imponer su agenda en todos los temas posibles, en todos los países, en todos los momentos y en todos los escenarios. Además, es una agenda que se impone a fuerza de dinero por los diferentes programas en países que lo necesitan, lo que lo hace… menos noble.

La ONU no ha acertado en Haití, por decirlo de una manera diplomática. Un escenario demasiado complejo, turbulento e inestable en el que tiene las manos atadas desde el desafortunado incidente de su fuerza destinada allá y el cólera. Su Secretario General opina ahora que lo que necesita Haití es una policía fuerte, algo tan obvio y fácil de decir que no pasa de ser una mera declaración políticamente correcta, hecha unos cuantos años demasiado tarde. Claro que necesita una policía fuerte. Y elecciones libres y confiables y una clase empresarial responsable, y menos corrupción y menos armas, y.… la lista es interminable. 

La ONU no ha acertado en Haití. Ni la comunidad internacional ha sabido manejar un problema que ha querido ver limitado a una isla hasta que la migración haitiana ha llegado a Chile, a Argentina, a Estados Unidos, a Cuba… Pero es mejor que la ONU se mantenga fuerte, claro que sí. Por: Inés Aizpún [Diario Libre]